El pasado 6 de junio de 2021, estará marcado por muchas razones: por ser una de las campañas más violentas de que tengamos memoria; por el grado de intromisión, abierta y sin empacho, del presidente de la República, descalificando candidatos y autoridades; por el grotesco uso de la vacuna con el propósito de tener un beneficio electoral, por parte de Morena; por la lamentable muerte de 26 personas en el accidente de la Línea 12 del Metro de la CDMX; por el cobarde asesinato de 39 candidatos de diversos partidos políticos; por la importante participación en una lección intermedia del 52.6 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral; por el extraordinario trabajo realizado por una autoridad electoral, el INE, sometida a graves agresiones y amenazas, y porque los partidos tuvieron que incluir, de manera obligada, a candidatos migrantes en sus listas de representación proporcional, entre otras.

Fueron unas lecciones en las que todos se declararon ganadores, candidatos y partidos políticos. Algunos destacando que, junto con otros partidos, ganaron la mayoría de las 15 gubernaturas en juego, la mayoría de los Congresos Locales y que conservan una mayoría, débil que requiere de alianzas, en la Cámara de Diputados.

Otros actores políticos afirman que, en alianza, frenaron las aspiraciones autócratas del presidente, que mermaron la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados y que arrebataron la mayoría de las Alcaldías al partido gobernante en su principal bastión, la Ciudad de México.

Abemos quienes, desde Movimiento Ciudadano, participamos desde una visión diferente, que priorizó la alianza con los ciudadanos. Fue una estrategia que le permitió ser la fuerza política que más creció, que sola ganó tres de las capitales más importantes del país, Monterrey, Guadalajara y Campeche, incluida la gubernatura en Nuevo León; que la convierte en la tercera fuerza en varios estados del país, incluida la CDMX; con base en los resultados en la tercera opción para los ciudadanos a nivel nacional y en el grupo parlamentario que equilibre las decisiones en la Cámara de Diputados.

Pero también está la percepción de la autoridad electoral, que logró superar el reto de sacar adelante el proceso electoral más grande de la historia, con la instalación de casi el cien por ciento de las casillas para votar y con un Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que funcionó con precisión, pese al constante acoso del presidente, descalificando a priori al INE y a sus Consejeros Electorales, que nos deja un instituto electoral autónomo, profesional y legítimo.

Lo cierto es que los resultados del proceso electoral, con todo y las provocaciones para descalificarlo y la violencia, dieron como resultado un triunfo para todos. ¿Por qué? Porque los ciudadanos salieron a ejercer su derecho al voto y lograron ganar la elección y porque sus resultados regresan los equilibrios al poder público, frenando el ejercicio autoritario del Poder Ejecutivo, el sometimiento sin debate del Poder Judicial y el pronto regreso a la autonomía y al orden constitucional del Poder Judicial.

En este contexto, los mexicanos que viven en el exterior tuvieron también la oportunidad de participar en esta nueva realidad y en el fortalecimiento de nuestra democracia. La comunidad mexicana migrante, no solo representa más de 40 mil millones de dólares al año por concepto de remesas y una diáspora con poco más de 12 millones de personas, sino que también se encuentra cada vez más dentro de las decisiones internas. Con poco más de 32 mil connacionales registrados para votar, pudieron votar para elegir también a sus representantes mediante la figura de diputado migrante.

Aunque pudiera considerarse aun baja su participación, lo cierto es que se están dando pasos importantes para acrecentar el interés de la comunidad migrante ampliando la posibilidad de votar y ser votado. Esto implica superar obstáculos legales que aún existen, como el hecho de que de las 15 entidades federativas en donde hubo elecciones, los migrantes solo pudieron participar en nueve estados para elegir gobernador: Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas; en Jalisco y la CDMX pudieron votar por un diputado migrante y a nivel nacional, por la obligación establecida a los partidos políticos, votaron para elegir diputados migrantes de entre los candidatos incluidos dentro de sus listas plurinominales.

Con todo, debemos sentirnos satisfechos por los resultados del proceso electoral, por el nivel de participación ciudadana y porque la comunidad mexicana migrante tendrá voz en la Cámara de Diputados, como el caso de la líder migrante en Chicago, Elvia Yolanda Martínez Cosio, por parte de Movimiento Ciudadano, y en algunos Congresos Locales. Falta mucho por hacer, pero la voz migrante empieza a escucharse cada día más clara y fuerte. No pararemos hasta que tengan la representación que por derecho propio merecen.

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