Aún están latentes las imágenes del 8 de julio de 2020, cuando Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador caminaban sonrientes por jardines, vestíbulos y el Salón Oval de la Casa Blanca, en lo que fue el primer viaje internacional del presidente mexicano. Un viaje en el que ambos mandatarios solo tuvieron elogios para su contraparte pero que a López Obrador le generó severos cuestionamientos porque Trump se encontraba en plena campaña presidencial y requería de la fotografía con el presidente de México para reforzar el disminuido voto de latinos que tenía.

Eran tiempos en los que solo existían elogios entre ellos. Trump afirmaba: “A este gran presidente me gustaría decir que ha sido un placer tenerlo con nosotros el día de hoy, y ha sido un privilegio tenerlo como amigo”. Por su parte López Obrador, señalaba que: “Fallaron los pronósticos, no nos peleamos”, y agregó en esa visita: “Somos amigos y seguiremos siendo amigos”.

Eran días en que ambos personajes se necesitaban. A Trump le urgía mostrar cercanía con México para atraer el voto hispano. López Obrador deseaba mantener una relación bilateral sin sobresaltos, a pesar de los constantes ataques verbales de Trump en contra de migrantes mexicanos. Además los identifica la similitud con la que entienden ciertos temas, o como escribió Enrique Krauze: “Ambos luchan por el dominio del ejecutivo sobre los otros poderes del Estado. Desprecian las instituciones y la ley, azotan a la prensa independiente y a los críticos, y alimentan la polarización”.

Muy atrás quedaron las expectativas creadas por la llegada del primer político de izquierda a la presidencia de México, sobre todo porque en el ámbito internacional se pensaba que por sus duras críticas habría de desarrollar políticas de contención respecto a la política hegemónica de Estados Unidos hacia los países de América Latina y el Caribe, para alejarse de la tradicional política de buen vecino.

En el olvido quedaron las fuertes críticas que el entonces candidato presidencial realizaba sobre la política antiinmigrante del gobierno de Estados Unidos y la intención de ampliar la construcción de un muro fronterizo, y sobre lo que pensaba sobre los dichos de Trump, en su libro “Oye, Trump”, en el que señalaba que: “Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio”.

En su discurso de ese 8 de abril de 2020, el presidente expresó una serie de ideas que hablaban de una creciente complacencia por el trato recibido por el gobierno de Trump, al que calificó “de comprensión y respeto”. Remarcó que acudió a la reunión a Estados Unidos para “agradecer al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”.

De ese discurso, vale la pena resaltar que se refiere al entonces presidente de Estados Unidos como quien “nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía… Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente…”.

La cita viene al caso, porque el pasado sábado 23 de abril, Donald Trump, en un mitin en Ohio, aseguró que “dobló” al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, obligándolo a implementar el programa “Quédate en México”, así como el despliegue de 28 mil soldados en la frontera, o de lo contrario implementaría un 25 por ciento de aranceles a todas las importaciones mexicanas en 2019. Remachando que nunca había visto a nadie doblarse así. Tal evento sucedió en junio de 2019.

La consecuencia de esa amenaza fue que el 24 de junio de 2019, la Secretaría de la Defensa Nacional comunicó el despliegue de 25 mil 500 elementos del Ejército y de la Guardia Nacional en labores de contención de los flujos migratorios provenientes del sur del país. Se destinaron 10 mil 500 en la frontera sur y 15 mil en la frontera norte de México. Con el programa “Quédate en México, entre 2019 y 2021, Estados Unidos regresó a territorio nacional a 71 mil personas que solicitaban asilo.

De todo lo anterior, quedan dos hechos: El gobierno mexicano sí desplegó 25 mil 500 elementos del Ejército y de la Guardia Nacional, con el abierto propósito de frenar la migración proveniente de países de Centroamérica, como lo ha venido realizando hasta la fecha y el presidente López Obrador, en su mañanera, no desmintió los señalamientos de Donald Trump. La política migratoria del gobierno actual, que pasó del ofrecimiento de brazos abiertos a migrantes a frenar su llegada a Estados Unidos con el uso de la fuerza ¿fue impuesta a México? Saque usted sus conclusiones.

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