El escenario mundial, aun con la intención de cambio, pareciera ya no tener una ruta diferente a la del colapso a causa del cambio climático generado por la actividad humana, cuya razón y voluntad parecen estar negadas a encontrar una solución inmediata a ese problema, con las inimaginables conscuencias al medio ambiente, económicas y financieras, en el mediano plazo, hasta el riesgo mismo de la existencia de la raza humana y todos los seres vivos en el planeta.

Vale la pena reflexionar sobre lo que podemos esperar en estos días que se lleva a cabo la Cumbre Mundial sobre el cambio climático COP26 en Glasgow, Escocia, donde se reúnen representantes de cerca de 200 países para revisar los avances de los compromisos adquiridos por las naciones en los llamados Acuerdos de Paris de 2015, a fin de, reducir de manera sustancial las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a menos de 2 grados Celsius y evitar suba más de 1.5 grados.

Los Acuerdos de París establecen una serie de compromisos de los países que los suscribieron para reducir esas emisiones, que incluye el que las naciones desarrolladas apoyen a los países en desarrollo a mitigar dicho cambio climático.

En la dinámica actual del ser humano los riesgos del cambio climático aún se encuentran en segundo plano. Es imprescindible que las lecciones de la pandemia aun presente, influyan en las discusiones y acuerdos de la cumbre COP26, porque algo resulta ya insoslayable: el cambio climático constituye, desde hace unas décadas, una emergencia mundial que hace impostergables decisiones contundentes.

Si se cumplieran a cabalidad los compromisos suscritos en los Acuerdos de París, hay quienes estiman que aún así serían insuficientes para mitigar la crisis climática.

Otros creen que hemos entrado en un tramo de la existencia humana sin retorno: asumimos que los compromisos además de no cumplirse son insuficientes o que los seres humanos tomamos decisiones en favor del planeta demasiado tarde. En lo personal, queremos creer que aún no es tarde y que podemos hacer más.

Es cierto que la mitad de los gases de efecto invernadero, causantes principlaes del calentamiento global, provienen de China (26.8 por ciento); Estados Unidos (13.1 por ciento); India (7 por ciento) y Rusia (4.6 por ciento), y que los países de la Unión Europea aportan lo suyo (cerca del 9 por ciento), también resulta contundente que los esfuerzos globales están siendo insuficientes.

Necesitamos ampliar los compromisos e invlucrarnos todos. En este cambio de visión en el combate al cambio climático, será fundamental la participación de las ciudades, es decir, como lo ha señalado Sebastian Navarro, Secretario General de Ciudades Capitales (El Clarín, 1/11/21), el futuro del cumplimiento de los Acuerdos

de París, está en manos de las ciudades, de sus alcaldes y de sus funcionarios que tienen el poder regulador y no de los gobiernos centrales que no han cumplido.

Muy cierto: Después de 25 años de compromisos incumplidos por las naciones, gran parte de las respuestas y de las soluciones las debemos buscar en las ciudades, regiones, estados y provincias, sobre todo porque lo que está en juego es el futuro de la humanidad.

En este sentido, Nuevo León está adoptando decisiones importantes en el cuidado del medio ambiente que incidirán, desde luego, en el cumplimiento de los compromisos suscritos por el Estado mexicano, pero que se enmarcan en esta nueva visión de contribuir al combate al calentamiento global desde lo local.

El nuevo gobierno en el estado está comprometido con apostarle al medio ambiente: limpiando el aire y cuidando los bosques y el agua de Nuevo León. Antes de asumir el cargo, el Gobernador viajó a California para conocer las prácticas en materia de calidad del aire, además de las regulaciones en materia de agendas verdes y reducción del cambio climático, que permitan un equilibrio entre desarrollo económico en el estado y protección ambiental.

Igualmente, entre sus primeras acciones de gobierno, renovó el Consejo tècnico del Medio Ambiente, compuesto por seis especialistas, renovó las unidades de transporte público y anunció inversiones federales en la Refinería de Cadereyta para mejorar sus procesos e instalar filtros que disminuyan contaminantes.

El Plan de Gobierno contiene una serie de políticas públicas y estrategias en materia ambiental, vinculadas a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, entre las que ya contempla participar, desde las esferas estatales y municipales, al cumplimiento de los compromisos en materia ambiental de los que el estado mexicano es parte.

Entre los resultados de la Cumbre, además del anuncio de políticas y acciones conjuntas entre el gobierno estatal, iniciativa privada, sociedad civil, gobierno federal y municipios, para resolver el problema de la contaminanción del aire en Nuevo León, se encuentra la inmediata participación del estado en la campaña Race To Zero, que es una campaña global lanzada en 2018, respaldad por la ONU, para reunir los liderazgos y la acción de todos los actores no estatales para lograr un futuro resiliente y sin emisiones de carbono.

Vemos con preocupación que el gobierno federal lleva una ruta distinta. Llegó el momento de que los gobiernos locales tengan una mayor participación en el cuidado del medio ambiente y el combate al cambio climático. Nuevo León ya dio los primeros pasos. ¿Quién más lo hará?

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