Todos los países sin excepción tienen enfrente el monumental reto de lograr la vacunación universal de su población en contra del COVID-19, después de más de 10 meses de pandemia que ha dejado en el camino millones de vidas truncas, millones de contagios y millones de personas con secuelas por el virus.
En México, continúa la larga noche de dolor y duelo que parece no tener fin, tras la implementación de una estrategia de combate al virus que evidentemente fracasó, como lo demuestra la triste cifra de cerca de 150 mil compatriotas muertos y más de un millón setecientos sesenta mil contagios.
La estrategia nacional de vacunación anunciada por el gobierno federal en nuestro país ha iniciado con pie izquierdo: Pareciera existir una estrategia comunicativa que pretende identificar a Morena con las acciones de gobierno con el propósito de obtener un beneficio electoral.
La triste realidad actual así lo demuestra: vemos cuentas institucionales de Twitter y publicaciones partidistas y del dirigente nacional y de legisladores de Morena con mensajes similares de difusión del proceso de vacunación.
Las brigadas de vacunación se integran por: Dos “Servidores de la Nación”; dos promotores de programas sociales del gobierno; cuatro elementos de las fuerzas armadas; dos voluntarios, y solo un enfermero y un doctor.
De acuerdo al programa de vacunación presentado por el gobierno, de diciembre a febrero solo se vacunaría a personal de salud que se encuentra en la primera línea de combate al virus. Entonces, cabe preguntar: ¿Qué hacen dos “Servidores de la Nación” en esas brigadas? ¿Por qué vacunar a éstos, si no forman parte del personal que enfrenta cara a cara al virus?
Recordemos que los “Servidores de la Nación”, son una estructura de poco más de 18 mil personas, con 266 Coordinadores Regionales y 32 Delegados Estatales, que de manera permanente recorren el país, que no son otra cosa que herederos de las estructuras de promoción del voto de Morena que, bajo la protección de la Secretaría de Bienestar, cuestan al país cerca de 2 mil millones de pesos al año. A la cabeza de esa estructura se encuentra el Coordinador Nacional de Programas para el Desarrollo, quien era Secretario de Organización de Morena.
En otras palabras: se montó la política social del gobierno actual sobre una estructura que nació como maquinaria electoral de Morena y es la misma que ahora participa en las brigadas de vacunación.
La señalada estrategia comunicativa que pretende identificar a Morena con las acciones de gobierno con el propósito de obtener un beneficio electoral, ha provocado que exista una queja ante el Instituto Nacional Electoral (INE), en contra de Morena y de su dirigente nacional por la indebida utilización de propaganda gubernamental y realización de proselitismo electoral con el pretexto de la campaña de vacunación.
Igualmente, se inició investigación por la denuncia interpuesta ante la Fiscalía Especializada en delitos Electorales de la Fiscalía General de la República (FGR), en contra del presidente y funcionarios del gabinete del sector salud por el uso electoral del proceso de vacunación.
A todo lo anterior habría que sumar la grave decisión del gobierno de reservar la información sobre los contratos celebrados con diversas empresas para la adquisición de las vacunas, en un claro mensaje de opacidad en el manejo de los recursos públicos destinados para tal fin. ¿A qué precio se pagarán las vacunas? ¿Cuántas se comprarán y a partir de qué fecha se compraron las primeras? ¿Cuál será el monto total a pagar por las mismas? ¿Qué esconde el gobierno para no entregar esa información?
El monto de los recursos no es menor, si consideramos que en el presente año se estima se adquirirán 34 millones de vacunas a Pfizer; 77. 4 millones a Astra Zeneca; 35 millones a CanSino; 51.1 a Covax y aún se negocia la compra otros millones de Sputnik V, la vacuna rusa.
Este proceso de vacunación debe ser efectivo, universal y transparente, porque está de por medio la vida de millones de mexicanos. Por ello resulta fundamental frenar la intención del uso de la vacuna con fines electorales. El fracaso en el combate a la pandemia en México, no debe buscar el rescate del partido en el gobierno con la inmunización como arma política.
Finalmente, preguntamos: Frente a las omisiones y el fracaso ante la pandemia, el gobierno busca ¿Salvar vidas o salvar votos? Necesitamos un poder público con mayor empatía con las miles de familias que luchan por salvar la vida, frente a un gobierno que los ha dejado a su suerte.