Actualmente ya tenemos presente que estamos atravesando una transición digital que fue acelerada por la pandemia y que nos ha llevado a todos; organizaciones, gobiernos, empresas de todos los tamaños y giros, academia, entre otros, a encontrar nuevas maneras de trabajar, de comunicarnos e incluso convivir entre nosotros. Por esta razón, es fundamental que la estrategia digital de los gobiernos y organizaciones esté en el centro de la economía.
En su reciente informe; “Transformación digital de las mipymes: elementos para el diseño de políticas”, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), arroja datos interesantes y alentadores para el sector digital. Por ejemplo, se pronostica que la cantidad de dispositivos de Internet de las cosas (IoT) en todo el mundo casi se triplicará en diez años, pasando de los 8.74 mil millones de 2020 a más de 25,4 mil millones en 2030. En tanto, es importante señalar que, en la región de América Latina y el Caribe, el nivel de conectividad de las empresas es muy alto independientemente de su tamaño (las diferencias son mínimas entre las pymes y las grandes empresas), registrando niveles similares a los alcanzados en países más avanzados, como España y Alemania. No obstante, México y Colombia no alcanzan el 90% como los demás países.
Lo anterior refuerza la necesidad de que se siga fortaleciendo el sector digital, pues las organizaciones y empresas que no transiten con éxito y adopten las herramientas y tecnologías necesarias, tienen los días contados. ¿Por dónde comenzar? Una buena parte del esfuerzo reside en las propias organizaciones, las cuales, desde su propia cultura y talento, tienen que tomar el camino de las empresas del futuro, asimismo, será importante priorizar las inversiones en nueva infraestructura. Por mencionar algunos datos: de acuerdo con un estudio reciente a nivel internacional realizado por la firma especializada Gartner, un tercio de las organizaciones proveedoras de servicios de tecnología declararon que invertirían más de un millón de dólares en Inteligencia Artificial (IA) en los próximos dos años. La gran mayoría de los encuestados (87%) ven a las tecnologías de IA como un área de inversión importante que aumentará de un ritmo moderado a rápido en 2022.
¿A quién más le toca colaborar? Sin duda es tarea de los gobiernos enfocar las nuevas políticas públicas y proyectos de infraestructura en generar las mejores condiciones para el crecimiento del sector digital. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, aproximadamente 3,600 millones de personas en todo el mundo permanecen desconectadas, mientras que los servicios de banda ancha son demasiado caros para el 50% de la población, incluso en los países desarrollados; “Estos "desiertos de conectividad" afectan el acceso a la salud, la educación y la inclusión económica”.
Como ya lo he mencionado, está en manos de los gobiernos idear nuevas soluciones y esquemas flexibles que contribuyan al sector digital y también a la economía colaborativa y los millones de trabajos que representa. Hoy, la tecnología permite que las personas tengan la oportunidad de contar con mayor flexibilidad, autonomía y a tener acceso a servicios y transacciones mucho más eficientes. Cualquier política que contravenga estos elementos determinantes para una transición digital exitosa sería catastrófica.
Precisamente este tema está cobrando mayor relevancia estos días por un caso que será de estudio: el impuesto que el Gobierno de la Ciudad de México busca implementar al comercio electrónico. Esta acción ha ocasionado una reacción colectiva por parte de diferentes actores del ecosistema digital, pues los afecta a todos; desde los propios repartidores de delivery que reciben este impuesto como una afectación a sus ingresos y economía, pasando por los comercios y restaurantes que también tendrían que subsanar esta carga, y hasta las plataformas de entrega de paquetería, alimentos, víveres o cualquier tipo de mercancía.
La CEPAL lo dice muy claro, para asegurar resultados positivos (transformaciones digitales que abarquen porciones significativas del mundo de las mipymes) se debe garantizar que las medidas de estímulo a la digitalización de las empresas estén diseñadas tomando en cuenta las especificidades de este ecosistema y que se integren coherentemente con las demás acciones de fomento del sector: “La política industrial durante un periodo de incertidumbre e innovaciones disruptivas requiere de “formuladores de política de nueva generación”.