Entre el 24 de enero y el 11 de marzo de 2020, el Instituto Nacional Electoral (INE) pidió a la organización México Libre que le diera información sobre una serie de facturas por pagos de servicios de promoción en Facebook, que habían gastado para divulgar su proceso para convertirse en un partido político. El INE asegura que no tuvo respuesta.

Después, México Libre dijo que había pagado a un tercero, una agencia de comunicación, como intermediario. El INE alegó que no, que debían acreditar qué habían pagado y para qué. Fue el primero de varios encontronazos durante el último año, que terminaron con la negativa de registro como partido político a la organización de Margarita Zavala y Felipe Calderón , confirmada este 14 de octubre por el Tribunal Electoral federal.

El INE encontró que México Libre tampoco reportó una serie de gastos por 724 mil pesos. Los gastos correspondían a una serie de 43 misteriosas facturas que se expidieron a nombre de la organización aspirante a partido, pero no fueron reportadas por ellos, ni el pago salió de su cuenta bancaria.

El INE les dijo que debían responder por esas facturas, pero México Libre alegó que no, que cualquiera podía tener acceso a sus datos y solicitar una factura en su nombre. Entonces, la discusión escaló. México Libre, en su trinchera, dijo que era el INE quien debía investigar. La autoridad electoral reviró: si México Libre no tenía control siquiera de quién expedía una factura ante el SAT a nombre suyo, ¿cómo esperaban que les dieran el registro para ser un partido político, y administrar presupuesto público?

El asunto de las 43 facturas me parece relevante, aunque ha recibido menos atención en la prensa que otras partes de la polémica decisión del Tribunal Electoral este 14 de octubre. La posición oficial en el caso de las facturas de Margarita Zavala y Felipe Calderón me recordó al alegato que dio también Zavala en 2018, cuando el INE descubrió que había firmas falsas en su proceso de aspirante a la candidatura independiente a la presidencia. En aquella ocasión, como ahora, Zavala alegó que no estaba enterada y cualquiera pudo meter firmas falsas, y ahora facturas de gastos no reportados, a su nombre.

Algo similar sucedió con la observación que ocupa más espacio del pliego de casi 300 páginas que votó el Tribunal Electoral esta semana, al negarles el registro como partido.

Desde agosto de 2019, México Libre fue advertido de que no podían incluir pagos con la aplicación CLIP, porque no quedaba claro de dónde venía el dinero, se lee en ese documento y en la resolución del INE. La aplicación, encontraron los fiscalizadores, dice que CLIP no debe usarse para aportaciones políticas. De todos modos, la usaron y en su alegato dijeron que resultaba “muy útil”.

El asunto es que la aplicación solo exhibe los últimos cuatro dígitos de la tarjeta de donde se aportó el dinero, en muchos casos no mostraba el nombre de quién lo aportaba y de más de un millón de pesos, de 50 aportantes, no supieron con certeza si el dinero salió de un origen lícito.

México Libre llenó unos formatos hechos en computadora de “recibo de aportaciones” y de “carta de aportación voluntaria”, donde el supuesto aportante afirmaba que era suyo el aporte. El INE primero, y el Tribunal después, dijeron que eso no bastaba para comprender de dónde venía el dinero de los aportes, un 8% del total de lo que recibió México Libre de sus apoyadores, y que esos formatos podrían haberse hecho sin que el dinero realmente viniera de quienes supuestamente firmaban las cartas.

México Libre respondió con furia. Anunciaron que consideraban que era una decisión política, anticonstitucional y que buscaba complacer al gobierno obradorista.

Más allá de los pormenores políticos, del hecho de que otros partidos también muy cuestionados sí recibieron el registro y de cuánto pueda significar el monto no comprobado del total de dinero que México Libre recaudó, la impresión que me quedó de este caso es la de una historia repetida: los Calderón Zavala no sabían, no se enteraron, creían que con una comprobación a medias era suficiente, les dijeron que debían cambiar su método de recibir el dinero y no lo hicieron, y sobre todo, dicen que alguien, en nombre de ellos, hizo pagos, y expidió 43 facturas. La especialidad de los Zavala Calderón parece ser no darse cuenta.

@penileyramirez

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