De pronto tuvo la sensación de un vacío en la garganta que avanzó lentamente hacia el fondo de su estómago. Con un agudo dolor en el cuello, sintió sus piernas y brazos debilitarse. Era el desgarrador sentimiento de la traición, de la impotencia, de la angustia: recién se enteró que circulaba en chats una foto en la que aparecía desnuda.
Mi prima jamás lo consintió. Esa foto fue algo personal que había compartido meses atrás con un ex novio. Era algo entre dos. La exclusividad de lo íntimo, que ahora se encontraba a disposición de todos en el mundo digital.
Entonces las dudas y las emociones invadieron su mente. Coraje y enojo: ¿qué clase de persona pudo hacerme algo así? Tristeza y auto recriminación: ¿cómo compartí esa foto con alguien que no me tiene el más mínimo respeto? Miedo y vergüenza: ¿qué dirán mi familia y amigos si se enteran? ¿Cómo me va a afectar en el trabajo? ¿Qué cara voy a poner frente a la gente sabiendo que a lo mejor ya la han visto?
Primero, mi prima pensó en denunciarlo públicamente a través de sus redes sociales. Hacerle saber al mundo de lo que el tipo era capaz y así prevenir que a otras les pasara lo mismo. Sin embargo, se contuvo. Sintió temor que al publicarlo sólo conseguiría que la foto circulara mucho más en sus redes y empezara a ser juzgada y revictimizada por sus propias amistades. Finalmente, después de haber recibido orientación por parte de un colectivo de mujeres, conoció la posibilidad de denunciarlo penalmente, haciendo uso de la Ley Olimpia.
Este caso representa solamente una historia más dentro de un problema social que crece cada día: la violencia digital.
Los usuarios de telecomunicaciones en México somos más de 88 millones. Mujeres y hombres que nos empoderamos al haber hecho simbiosis con nuestros dispositivos digitales, pero que de manera paralela también nos encontramos expuestos a nuevos tipos de amenazas.
Recibir insinuaciones o propuestas sexuales, mensajes y llamadas ofensivas, contenido sexual, contacto de identidades falsas, suplantación o robo de identidad, así como ser sujeto de campañas de desprestigio son las situaciones más comunes de acoso cibernético a las que los usuarios de telecomunicaciones nos encontramos expuestos, principalmente las mujeres, así como los adolescentes y jóvenes.* En concreto, el ciberacoso en México ha afectado a más de 9 millones de mujeres, de las cuales las más atacadas son las que se encuentran entre los 18 y 30 años de edad.**
Afortunadamente, en México ya contamos con una fuerte normativa para reconocer y sancionar la violencia digital. Ésta surgió y ha sido impulsada desde la ciudadanía y se encuentra expresada en el conjunto de reformas legislativas conocidas como Ley Olimpia, en la cual se establece que la violación a la intimidad sexual es un delito que se sanciona con una pena de tres a seis años de prisión. Este delito se comete cuando se divulgan imágenes, videos o audios de contenido íntimo sexual de una persona, sin su consentimiento.***
El reto ahora radica en lograr que esos 88 millones de mexicanas y mexicanos usuarios de telecomunicaciones conozcan esta ley, sus sanciones y mecanismos de denuncia. Por una parte, un mayor conocimiento del castigo que amerita este delito, prevendrá que muchos lo cometan. Por otra parte, una mayor divulgación de los protocolos de denuncia, permitirá la defensa de las víctimas y la sanción de los agresores.
Para lograr prevenir la violencia digital es necesario crear nuevas alianzas entre los organismos protectores de derechos, los colectivos y organizaciones sociales, las instancias de justicia, las grandes y pequeñas empresas prestadoras de servicios de telefonía e internet, y los reguladores de este sector; con el fin de promover campañas educativas para el uso informado, responsable y seguro de las telecomunicaciones.
Por varias semanas mi prima abandonó las redes sociales. No quería que nadie la viera. Sintió enojo, vergüenza, miedo, tristeza, decepción, frustración, desesperación y, sobretodo, una enorme vulnerabilidad al no saber cómo reaccionar ante una agresión de esta naturaleza.
Por eso, para que el pueblo de México se desenvuelva de una forma más segura en el mundo del internet, hoy más que nunca resulta indispensable el fomento del uso responsable de las telecomunicaciones para coadyuvar a construir un espacio digital de convivencia segura y libre de violencias.
*https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/EstSociodemo/MOCIBA-2020.pdf
** https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20mexico/documentos/publicaciones/2020/diciembre%202020/factsheet%20violencia%20digital.pdf?la=es&vs=1331
*** https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5619905&fecha=01/06/2021