El momento político nacional actual es paradójicamente clave tanto para el futuro del gobierno actual como para el del propio Andrés Manuel López Obrador después de su sexenio presidencial.
Dadas las consecuencias de dimensión internacional derivadas de la suspensión de la construcción del Aeropuerto de Texcoco y los diversos signos de recesión en la economía, el proceso de recuperación de la confianza en el gobierno por parte de empresarios e inversionistas extranjeros, parece sostenerse gradual, dosificado en alianzas e incierto.
Asimismo, el capital político del Presidente AMLO se sostiene con elevados niveles de credibilidad social y aceptación pública, sobre todo por su propio estilo de ejercicio del poder y las prioridades sociales que retoma su gobierno, pero también por su voluntad de acción permanente en todas las esferas del poder de Estado, lo que ha despertado suspicacias sobre su interés en un mandato más allá de su periodo sexenal constitucional.
Para sus adversarios y voceros, AMLO enfrenta una coyuntura mayor de crisis de confianza permanente que dañaría su capacidad de conducción de la economía con mejores resultados (arrasando de paso con los pilares que requiere para construir un nuevo Estado de bienestar a la mexicana) y en lo político, le ven obcecado en capitalizar el artificio de la revocación del mandato a mediados de sexenio y eliminar todo contrapeso político.
Ambas líneas de fractura -la de la confianza empresarial e iniciativa privada y la de su presunta voluntad de una presidencia transexenal-, representan una crisis simbólica y real del gobierno de la 4T a pesar de todas las acciones anticorrupción y las políticas que se emprendan en beneficio de la sociedad mexicana, porque quienes desean invertir en México seguirán convencidos que sus bienes, patrimonios y ganancias dependen del arbitrio del Presidente y del afán fiscalizador discrecional de su gobierno y a su vez, porque se estarían cancelando desde ya, las posibilidades de la competencia, la alternancia y la sucesión democrática en el poder presidencial.
El discurso del Presidente ha dado un lugar privilegiado a su compromiso con el ideario revolucionario maderista y él mismo ha criticado a Benito Juárez por su afán reelección en el poder. A su vez, ha firmado ante notario público que no tiene propósitos de anclarse en la Presidencia.
El Presidente AMLO puede alejar definitivamente toda desconfianza política sobre su presunta voluntad reeleccionista , no para darle coba a sus detractores y adversarios políticos, sino para zanjar toda duda sobre su espíritu democrático constitucional. Cambiar su actual residencia en Coyoacán, Ciudad de México por un domicilio en Tabasco, representaría un mensaje simbólico estratégico, enviando señales claras de que después de su Presidencia podría competir y se enfocaría en gobernar Tabasco, haciendo realidad uno de sus sueños de gobernar su entidad natal.
Con ello, dada su energía política que es predecible se mantenga intacta al final de su sexenio, su papel de líder moral en la República y el hecho de que es un hombre muy querido en el país y especialmente en Tabasco, desde una posición de gobernador constitucional, recuperaría su posición de activo moral y político para la preservación de la agenda de cambios de la 4T desde su entidad de origen, desde donde seguiría encauzando la recuperación de la soberanía energética de México y como gobernante que seguiría girando la rueda de la fortuna hacia mejores condiciones de vida por sus propias paisanas y paisanos.
Su eventual cambio de residencia electoral a territorio tabasqueño, representaría una decisión con implicaciones familiares, constitucionales y la necesidad de despachar en su Presidencia, fundamentalmente, en Tabasco y en Palacio Nacional. En tanto el Presidente López Obrador concluye su mandato el último día de septiembre de 2024, ello supondría la necesidad de una reforma política constitucional para que la elección de Gobernador de Tabasco no se realice en julio de 2024, y se logre postergar a noviembre o diciembre de ese mismo año: lo que ofrecería certeza es el cambio en la Constitución política de Tabasco sobre el futuro del Presidente.
Respecto a la línea económica de ruptura con élites y empresariado, el Aeropuerto en Texcoco parece un proyecto fenecido y enterrado porque fue el acontecimiento madre para el asentamiento creíble de que el Presidente y una nueva élite tomaba las riendas del país. Sus detractores machacan que el de Santa Lucía no es viable porque no es posible que se pueda volar en Toluca, Santa Lucía y Ciudad de México al mismo tiempo. Así, la rehabilitación del aeropuerto de Texcoco, pero sin las manos y presencia de inversionistas élites / beneficiarios del proyecto original, se mantendrá durante su sexenio como fuente excepcional de recuperación de confianza empresarial en el gobierno y de retorno de capitales extranjeros fugados.
El Presidente requiere no sólo un plan de inversiones en obra de infraestructura nacional, sino un Consejo Social y Económico de la República que funcione como instancia colegiada de escucha y recomendaciones encomendadas a economistas del interior de la República, de universidades y posgrados de México, reconocidas y prestigiados por su capacidad de enfrentar crisis en sexenios pasados, además de ser respetados en el mundo por su trayectoria científica y por sus nexos potenciales con redes y proyectos internacionales en beneficio de México, pero sobre todo por su capacidad para valorar los alcances y límites de las decisiones que su Presidencia impulsa en política económica y política social.
En su pieza oratoria Panegírico de Trajano , el gobernador romano Plinio el Joven pronunció un discurso de agradecimiento al comienzo del nuevo Principado de Trajano, recuperando la importancia de la dignidad de su modelo de comportamiento: “sin duda lo que le muestras al público es notable, pero lo que encierras en tus paredes no lo es menos”.
De ahí la importancia de que todo Presidente después de su mandato sexenal no quiera seguir gobernando el país desde las sombras, manipulando los hilos del poder y menos aún desde interpósita persona. ¿Por qué Carlos Salinas sigue teniendo una presencia ubicua en diversos ámbitos, al menos televisivos y empresariales? ¿Por qué Felipe Calderón sigue obsesionado con formar un nuevo partido político y su esposa en su aspiración presidencial? ¿Por qué Vicente Fox se mantiene incontinente en su crítica beligerante en la política nacional?. En el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador debe creerse que se irá en tiempo de reloj constitucional presidencial, pero no debe irse del todo a través de un proyecto político transparente, democrático, post sexenio. No se trata de revivir el maximato callista; en todo caso el ex presidente Cárdenas fue Secretario de Defensa con Ávila Camacho en la coyuntura de la guerra mundial.
En México, la izquierda social requiere expandirse y espacios de largo aliento: la nueva República de la 4T puede necesitar al Presidente en otro espacio de liderazgo en el interior de la República [abierta y democráticamente, ganando nuevamente su elección en su propia tierra], lo que refrendaría nuevamente la derrota moral de sus adversarios; o a nivel internacional, representando los intereses de México por un nuevo modelo social de desarrollo internacional.
Acaso el Presidente pueda mirarse en el espejo de su capacidad de tomar decisiones con implicaciones históricas para el momento de su despedida de la Presidencia: impactarán en el presente y futuro de un gobierno que está llamado a modificar de fondo las reglas del ejercicio del poder, dar viabilidad a la economía nacional y procurar segmentos sociales que aspiran a un nuevo sistema redistributivo de riqueza y oportunidades.
Sin embargo, en ese espejo no puede desviarse la mirada de las consecuencias involuntarias de decisiones que podrían empañar su meta personal y política, encomiable y legítima: pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de México y seguir en el panorama político nacional, contribuyendo desde Tabasco a que siga transformándose la agenda del Estado mexicano contra la corrupción, las desigualdades y las pobrezas imperantes.
@pedroisnardo
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