Insistimos, el 20 de enero de 2025 está encima, México debe seguir siendo preparado para las embestidas norteamericanas.

La función política del gobierno mexicano es inmensa: no se advierte un desafío de tal magnitud en lo que va del siglo.

Trump designará como Embajador de los Estados Unidos de América en México a Ron Johnson, ex Boina Verde y agente de la CIA.

No estamos ante un fanfarrón, sus amenazas son reales.

Así lo han demostrado V. Orban, R.T. Erdogan, V. Putin, J. Milei, G. Meloni y Trump 1.0

El primer mandato trumpiano fue una estela de advertencia de que cumple sus dichos, independientemente de cómo queramos juzgarlos.

Ahora, debemos comprender que esas élites (con Elon Musk y una nueva pléyade de empresarios multimillonarios y militares de la vieja guardia estadounidense), intentarán responder a la coalición política electoral que dio la victoria a las políticas de derecha radical e impulsar un nuevo proyecto civilizatorio global.

Trump ha sido claro: “estos inmigrantes se están apoderando de sus empleos; los vamos a eliminar para que puedan tener más empleos”.

Se trata de un proyecto de redistribución de la riqueza con la clase trabajadora estadounidense, con electores latinos y afroestadounidenses que consolidaron la victoria republicana, un compromiso de campaña que Trump cumplirá al precio político y de crueldad que ha avisado ya contra la ciudadanía y migrantes indocumentados.

En ese proyecto se decide un nuevo destino para México.

¿Cómo responderemos a esa nueva política civilizatoria/economía política laboral neo nacionalista?

Ya se han esbozado los primeros dardos: desde la expulsión masiva de familias migrantes, pasando por la política agresiva de aranceles a las exportaciones hasta la invitación de anexión de México a la Unión Americana como Estado 51.

“Mientras que Franklin D. Roosevelt quería hacer del mundo un lugar seguro para la democracia, George W. Bush quiere hacer del mundo una democracia -ha formulado el prestigiado historiador Kenneth Jowitt- en una muestra de la característica irreverencia” en el ex mandatario republicano neoconservador.

Trump, por su parte, ha esbozado lo que puede confirmar el día de su toma de posesión presidencial: la doctrina de “La paz por la fuerza”.

Se anuncia así la disposición a un nuevo tipo de guerra de espejos, territorial, tecnológica, espacial y mediática/desinformativa, no conocida hasta ahora.

Por ello tenemos que apoyar, unidos, con todas nuestras capacidades a quien preside el destino de México: la Presidenta Sheinbaum.

No podemos permitirnos división interna ni flancos abiertos en tanto la defensa y la soberanía nacional están en riesgo, mientras la estabilidad social puede mostrar rupturas importantes como consecuencia de las medidas trumpianas.

Los tres poderes de la Unión deben apoyar a la presidenta Sheibaum ante los embates que vienen.

El país tiene en la Dra. Sheinbaum a su Directora de Orquesta de la Nación, responsable de armonizar a los actores, los poderes, la estrategia nacional, articular los tonos, la narrativa, los ejes de acción en los segundos, horas, semanas o meses precisos y delicados, para que aporten su máximo talento y eficacia.

En la órbita presidencial, su lenguaje, su política de comunicación respecto a las posiciones fatalistas trumpianas, será valiosa por estratégica.

Ya ha modificado su sistema para evitar ser reactiva con la dinámica veloz y de mensajes virtuales en Trump.

Esa es una parte de la ecuación compleja que deviene en el tipo de interlocución que Trump y su gabinete buscarán imponer a México.

No es descartable que la estrategia y narrativa trumpiana utilicen IA como estrategia de legitimación y de guerra comunicacional. ¿Estamos preparados?

Pero el país también necesitará un lenguaje común, una capacidad diferente de comunicación de nuestra Presidenta para acompañar sus estrategias de gobierno, que para ser eficaz deberá ser siempre coherente, legible, accesible, diferenciada y capaz de sortear la andanada de desinformación que potencialmente se propaguen contra la imagen de la Presidencia (trivialización, ridiculización, desdoro) y contra los intereses soberanos mexicanos.

¿Qué nivel de orquestación política, movilización social y sensibilización (no fincada en algoritmos y redes sociales digitales) requerirán las políticas ofensivas trumpianas?

Necesitaremos una Cancillería, cuerpo diplomático y consular más proactivo y en comunicación con la Secretaría de Economía: de los intelectuales y de la academia defendiendo las políticas y estrategias diplomáticas de la Presidenta.

Necesitamos un Congreso de la Unión unido, ambas cámaras federales, sin mezquindades ni agendas políticas personales, apoyando la defensa de la soberanía, incluida la oposición.

No son tiempos de divisiones, de ruptura, son vitales los frentes homogéneos de acción.

La Defensa y la Marina deben apoyar a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a la Fiscalía General, en el combate frontal al narcotráfico.

Tarea urgente y determinada, ejercicio contundente, sin simulaciones, donde la Dra Sheinbaum ha exhortado a los gobernadores del país a hacer su parte.

Deben instruir a las fiscalías y a sus aparatos de seguridad pública a colaborar determinadamente con la Federación en el combate al crimen organizado y apoyar la estrategia federal.

La presión americana es real, tenemos que dar resultados.

Cajón de Sastre.

Asombra que se impulsen disposiciones normativas desde el Senado desde las que se pretende desnaturalizar al INFONAVIT.

La naturaleza del organismo es tripartita y siempre acompañado por Hacienda para resguardar los inmensos recursos propiedad de los trabajadores para atender las necesidades de vivienda.

Como una institución fundada en 1973, ya se empiezan a expresar sindicatos y empresarios en modo de protesta.

Persistir en la reforma será una pésima señal de contrasentido a una de las razones de ser que el ex Presidente López Obrador y la Presidenta Sheinbaum hasta ahora han cultivado: la gobernanza de justicia social laboral en la 4T.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).

Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.

Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.

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