“La verdad es que soy muy real y muy poderoso. Sólo mira a tu alrededor. Bajo mi influencia, han convertido este mundo en un desorden infernal”
-Satán


 

México vive tiempos muy difíciles, millones no encuentran en su existencia felicidad y esperanza.
Sendas capas de la población están siendo golpeadas por las crisis que nos abruman.

La crisis económica, terrible, llevamos años sin crecimiento económico, ahora inflación, endeudamiento, debilidad en las finanzas públicas, lo cual inhibe la gestión de acciones de bienestar de los tres órdenes de gobierno: no tiene dinero el gobierno federal, tampoco las entidades estatales y mucho menos, la órbita municipal.

Vivimos también una crisis de seguridad: la manta de vivir con miedo y terror se expande, sabiendo que tu vida y la de tu familia corre peligro en cualquiera de nuestras ciudades, barrios, pueblos, ejidos y comunidades: violencias e inhumanidad de hombres desalmados que violentan todo. Priva el reino de la impunidad.

Vivimos otra emergencia de salud, arraigada por errores de política pública y por la pandemia del COVID universal que nos tiene en desequilibrios permanentes.

Ante tales presiones existenciales y materiales ¿dónde encontrar esperanza y fortaleza para salir adelante?
Es necesario reflexionar y fortalecer nuestra simiente espiritual, individual, civilizatoria.

La política debe contar con pilares éticos, con fines últimos no solo de prosperidad, sino también de felicidad compartida.

En ese entorno caótico llega a nuestras manos un libro insólito, “Satán, una autobiografía: De las enseñanzas de Rav Berg”, editado por Kabbalah Publishing Centre.

Un texto reflexivo e inteligente escrito por un Rabino neoyorquino, lleno de reflexiones y enseñanzas.
Presenta muchas tesis, una nos llama la atención, el diablo existe en nosotros, se manifiesta en el ego, que habla en primera persona, que nos toma y nos controla en ciertas partes de nosotros mismos.

¿Cómo controlar el ego? esa necesidad de figurar, de sobresalir, de ser celebrado, de reconocimiento desmedido.

El gobernante debe cultivar en sí mismo ser siempre un individuo sano de su mente, de su espíritu, prudente en sus acciones y sabio en sus juicios.

Luego entonces, la democracia no tiene la culpa de nuestros errores al elegir gobernantes, sin hacer un esfuerzo por conocer ¿quiénes son?, ¿de dónde vienen?, ¿qué harán con el poder?, ¿qué psicopatologías les activará?, ¿cómo controlarán sus egos?, ¿cómo se desprendieron o no de sus filias y fobias individuales y familiares?, ¿cómo darán paso únicamente a la solución y encauzamiento de las necesidades colectivas?

Satán: una autobiografía, muestra la importancia de vencer el ego que habita en nosotros, o así nos reina en cada decisión, prueba o política que impulsamos.

Satán encarna en la conciencia propia la duda, al adversario, el poder de la fuerza y la energía negativas, que bloquea y anula la conexión de nuestra vida con el cosmos divino, en cada decisión que tomamos.

Se trata, suscribe Berg en la voz de Satán, de encontrarnos con la luz y energía infinita que nos permita “alcanzar los Cielos Superiores de la consciencia que habita en nosotros”.

Nos ha hecho mucha falta cultivar la sabiduría personal (la ética del don, espiritual, comunitaria) en nuestros ciudadanos y convivencia, para lograr que a su vez, nuestros gobernantes, activen ciclos de vitalidad y no de violencia, confrontación y muerte.

Más allá de las élites temporales, en política hay bienes superiores a proteger y a conquistar para la nación.
El gobernante es sólo un instrumento para ello.

Pero cada desafío, cada golpe asestado por la vida o escándalo político recetado por sus adversarios es -para Satán-, una enseñanza de guerra, que se libra en la conciencia del gobernante y que le abre a la vez dos caminos, dos salidas:

1) A la vida infinita.

Aprendiendo lo que debe hacerse en beneficio de la nación a la altura del golpe.

Asume el significado del golpe. No se autoengaña, se hace las preguntas difíciles para acceder a la verdad.
Toma decisiones para evitar el dolor infinito y afronta su sufrimiento temporal.

2) A la muerte.

Reactivo, sentirse víctima es su bandera, para refugiarse y protegerse en su Ego.

Esquiva y niega la verdad: “Hacen tan poco como pueden. Esperan que las cosas cambien o que alguien les saque del apuro. Pero nadie lo hace, porque ellos están en el mismo barco” (Pág. 19)

Dominado por los pensamientos y la tentación de las emociones negativas: la ira, la venganza, la angustia, la debilidad, la culpabilidad, la indisposición a comprender y reaccionar con humildad a las lecciones del golpe, del fracaso, de la caída.

Satán una Autobiografía es un libro extraño, creativo, espiritual, provocador, literariamente potente, que ubica a Dios y el Diablo en el interior y la consciencia de las personas.

Así, nos convoca a asumir la responsabilidad de la tarea de la salvación propia: actuar y decidir con conciencia la conquista de la experiencia de la felicidad eterna, a cada paso en la vida.

“Es un mundo de competencia despiadada, por lo que no tienen tiempo de pensar en ello, ni detenerse a cuestionarlo: se obsesionan con los famosos/hacen ídolos de personas que están igualmente perdidos y
confundidos que ustedes/buscan la satisfacción en fuentes externas y en planes de cómo enriquecerse rápidamente/evitan afrontar la realidad/idolatran el dinero/cierran sus ojos al sufrimiento de los demás y sus oídos a los quejidos de la humanidad”. Satán (págs 19-20).

Habitamos el país que fue elegido por Dios para la venida, la morada y las primeras venas de devoción a su Madre -la Virgen María-, por eso acaso, podemos extender la lección del libro a nuestra vida patria:

También la conquista de la felicidad colectiva de México, depende de observar, compartir y guiarnos conscientemente como ciudadanos, sobre si nuestros gobernantes están sacrificando su Ego o, si están siendo dominados por la pulsión de proteger sus bienes, sus sentimientos y sus raíces más egoístas, para salvarse a sí mismos, distanciando sus hechos y decisiones, del interés y los valores superiores de las actuales y las nuevas generaciones de nuestra nación.

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