La línea central de la 4T es el compromiso “Primero los pobres”.

Las líneas de comunicación política se reproducen en ese sentido, insistentemente, a diario.

La realidad y los resultados indican retroceso.

El INEGI, a través de la Encuesta de Ingreso y Gasto en los Hogares, el CONEVAL y expertos indican que las condiciones de pobreza aumentaron en el periodo 2018-2021:

-El número de personas en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones de personas en comparación con 2018.

-En 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras en 2020, también año de la pandemia de COVID-19, dicha cifra incrementó a 55.7 millones.

-En el rubro de población en situación de pobreza extrema se registró un aumento de 2.1 millones, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8.

En efecto, como señala INEGI, el promedio mensual de ingresos de las familias mexicanas ronda los 10 mil pesos.

Mientras, el CONEVAL manifestó que “las transferencias del gobierno no fueron suficientes para compensar la caída de los ingresos laborales de las personas, los grupos prioritarios siguen siendo más desprotegidos tanto en las zonas urbanas como rurales y se expandió la carencia por el acceso a los servicios de salud”.

Destinar más de 300 mil millones de pesos anuales a programas sociales no muestra que es posible lograr resultados contundentes para vencer la pobreza en México.

Desde hace décadas, la política pública contra la pobreza sigue equivocándose.

Una de las fallas estructurales está en los deficientes e insuficientes servicios de salud.

La transición del Seguro Popular a INSABI fue una transición mal planeada: los recursos para atender problemas de salud que las familias destinan para su atención han crecido de manera alarmante.

Esos recursos debieron y deberían provenir del Estado.

Se trató de recursos escasos que tenían como destino insumos de alimentación para completar la canasta básica y el financiamiento de la educación, y al redireccionarse a apremios de salud familiar, expandió el manto de deserción escolar a tasas preocupantes y las angustias en los hogares.

Aunado a equivocadas decisiones previas a la pandemia, tanto de política, política económica, de salud y seguridad, COVID-19 trastocó los niveles de bienestar, salud mental y tranquilidad de la inmensa mayoría de la sociedad mexicana.

En la lógica de Pavlina Tcherneva, veamos la compleja ecuación entre lecciones / escenarios de crisis económica y grandes objetivos centrales que podemos alcanzar:

Lección Roosevelt del siglo pasado. Logró resolver estructuralmente una crisis de efectos mundiales, estabilizar la economía y abatir el desempleo masivo desde el sector público.

Por razones ideológicas después sería abandonado.

Lección de empleo rural masivo en India. Fue posible organizar un programa nacional de empleo favoreciendo al 30% de los hogares más pobres y vulnerables.

El programa se mantiene con ciclos virtuosos y plena participación ciudadana y comunitaria.

Lección de la recesión en Argentina. Se impulsó una garantía de empleo que benefició a jefaturas de familia, lográndose recuperar la economía y favoreciendo el retorno de la inversión privada.

Estructuralmente se resolvió una crisis que llegó a mostrar hasta un 40% de desempleo en sus indicadores nacionales.

Lección del Green New Deal. Importancia de que el Estado asuma su responsabilidad y lidere la transición ecológica/energética de la economía.

Los gobiernos deben potenciar el que todas las habilidades, tecnologías, actores públicos y privados permitan construir un modelo social sostenible, con condiciones para que haya oportunidades laborales en todos los niveles y donde personas/familias más vulnerables dispongan de oferta laboral básica con beneficios sociales.

El aprendizaje internacional implica que el Estado social debe asumir la responsabilidad del pleno empleo, independientemente de si hay recesión, pandemia o un periodo de relativa prosperidad.

Los sistemas de salud, de seguridad social y de protección social y de empleo masivo, deben articularse con un sistema estructurado de política fiscal/política social.

Gobiernos, federal / estatal y municipales, deben rediseñar bancos y proyectos locales y comunitarios de ofertas empleo, con base en la identificación participativa de necesidades, revitalizando territorios, mercados y oportunidades desde esas esferas de desarrollo.

A su vez, resultaría exitoso en empleo e inversiones una línea de acción del gasto público orientada a inversión física en infraestructura: presas, carreteras, puertos, ferrocarriles que unan el Pacífico con el Golfo y convertir el Puerto de Mazatlán en un hub logístico, que compita con Los Ángeles.

La 4T puede aún crear las condiciones para que desde el Gobierno federal se garantice la palabra y desde la gestión pública la inversión y configuración de un nuevo modelo social redistributivo, así como la infraestructura de programas / oportunidades de ingresos y trabajo, progresivamente estables y masivos.

Debemos regresar a ver al problema de desempleo por su impacto profundo en las personas y familias

Además, el desempleo prolongado impacta sobre todo en los hogares más pobres y nos siembra más injusticias, vulnerabilidades y violencias.

La brújula se está perdiendo y el México pobre y extremadamente pobre resiente el desamparo de la nación, se expande, e inunda ya hogares de las clases medias.

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