“La historia debe contarse tal como es, sin la búsqueda obsesiva de un Gran Satán o un Gran Titiritero”. Salvatore Lupo
Los resultados electorales del 2018 y del 2024 en favor de Morena, del Presidente AMLO y de la Dra. Sheinbaum, contienen profundos significados y mandatos a la clase dirigente.
La construcción de un discurso de Estado arropado por la ideología y el proyecto de nación de la 4T continúa su curso.
Se delinea un nuevo Estado, nuevas élites políticas y económicas.
El modelo anterior, el neoliberalismo, no abordó resolver el problema de la pobreza y las desigualdades, provocó una sociedad con una inmoral acumulación de capital en una élite económica egoísta y cruel.
Nunca les dolieron las desigualdades, nunca las pobrezas.
El poder judicial, debido a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, dejó de ser una organización de burócratas jurisdiccionales para convertirse en un grupo de presión y de poder, predominantemente.
Nadie debe estar por encima del Estado.
Los privilegios otorgados lo fueron para asimilar el poder judicial mexicano al americano, sin contar con trayectorias de talentos y biografías de prestigio del que se buscaba importar, cuando pudimos diseñar un modelo mexicano.
El modelo implantado convirtió a México en un dragón corrupto, antropofágico, de retórica y propagandista.
Cualquier intento de limpieza, corrección y superación será criticado y rechazado por que los privilegios como casta dorada son inconmensurables, parte de la explicación de la fiereza en la resistencia con la que se defienden las inestimables fuentes privadas de ganancia pergeñadas desde el servicio público judicial.
Lo saben especialmente las y los jueces del país que viven y ejercen con honor, modestia y eficiencia sus responsabilidades.
Es cierto que la Reforma al poder judicial debe pasar por la transformación de la Fiscalía General de la República y de las fiscalías estatales, así como de los tribunales superiores de justicia de los Estados que integran la Federación.
Es cierto a su vez que las agencias del Ministerio Público y/o Fiscales Regionales y/o Especializados, siguen sin la debida y óptima preparación para conducir adecuadamente investigaciones de los delitos, para ser parte en los procesos penales, en tanto no sustentan con argumentos jurídicos los debates en las audiencias de control y enjuiciamiento penal, generando con ello que los jueces o juezas no puedan aceptar las peticiones que presentan, o bien deban resolver de manera absolutoria.
Reformar al sistema de justicia llevará más tiempo, pero es indispensable hacerlo.
La propuesta elaborada por el Ministro Zaldívar es superable, la legislatura que se instala en la semana que comienza y que tiene como mandato central la edificación de una nueva República social, habrá de continuar el debate y reflexionar diversos aspectos:
1. Los tiempos del ejercicio democrático de elección de Ministros, jueces y magistrados.
2. La cuidadosa selección y elaboración de listados de prospectos a juzgadores; los actuales secretarios de acuerdos son sin duda una veta de oro para allegarse de gente capaz, experimentada y diestra en la resolución de conflictos.
Los son también profesoras y profesores universitarios y prestigiosos litigantes con vocación de servicio público.
3. La realización de auditorías patrimoniales sobre la base de los listados que se vayan integrando y de quienes aspiren a las posiciones de titular en calidad de jueces, ministros y magistrados populares.
4. Involucrar a la sociedad civil para que apoye en la tarea de proponer aspirantes a juzgadores con capacidad, experiencia, ética y honradez.
En los Estados Unidos si bien los jueces federales son propuestos por el Ejecutivo federal y ratificados por el Senado estadounidense, de acuerdo al método decidido por cada entidad federativa, los fiscales generales son electos por consulta popular.
Así, en esa modalidad y nivel de fiscales estatales han sido elegidos por ese método prestigiosos abogados, siendo la propia candidata presidencial por el Partido Demócrata, Kamala Harris, ejemplo de ello.
El hecho es que confiaron en la capacidad de selección de sus electores.
Los mexicanos han dado muestra de madurez y sabiduría para elegir a sus gobernantes.
Estamos convencidos de que este método nos permitirá contar con un proceso de redención del honor en los diversos estadíos del poder judicial de la nación y una renovada judicatura, eficiente y leal a la nueva República social.
Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).
Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.
Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.