“Ustedes tienen los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo”. Dicho de los talibanes por la reacción de represalia de los estadounidenses a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
En el mundo, un universo superior a cuatro mil millones de personas acudiremos a las urnas en 2024.
De ahí sabremos qué democracias sobrevivieron y cuáles se lograron preservar.
En el caso mexicano, la sociedad civil y la ciudadanía arriban expectantes y emocionadas al inicio del periodo electoral.
Lo hace confiando -aún- en nuestras instituciones democráticas, por ser ciudadanas, por estar integradas por gente nuestra.
A finales de esta semana que comienza, el viernes primero de marzo, inicia el proceso electoral mediante el que habremos de elegir a nuestros gobernantes.
Se llega con certezas, incertidumbres, creencias, miedos, entusiasmo y, sobre todo, esperanza.
Se confía en la democracia y por ello, en la posibilidad de vivir en un país distinto.
Sabemos que para lograrlo debemos trabajar, debatir, interesarnos, participar y ejercer el gobernarnos cada vez mejor.
Las instituciones y los partidos políticos nacionales y locales hacen un gran esfuerzo por presentarnos opciones diversas, que nos permiten pensar y reflexionar sobre los equipamientos y competencias que poseen cada aspirante a los cargos públicos.
Las campañas serán desplegadas en todo el territorio nacional; escucharemos y observaremos a los distintos medios masivos reproducir y comentar los mensajes y ofertas programáticas de las fuerzas políticas.
También se vivirá una explosión comunicativa en las redes sociales, emocionantemente abiertas para recibir opiniones fundadas o no, de lo que vemos y vivimos en la lucha democrática.
A su vez, no faltarán quienes toquen la puerta de casa y entreguen volantes, folletos, camisetas o carteles con las fotos y mensajes de quienes desean ser elegidos.
En suma, el México democrático se mueve, se cimbra y hasta baila o tararea canciones pegajosas, diseñadas con letras e intérpretes muy de nuestra identidad.
Deseamos que sea un periodo pacífico, que la vehemencia propia del momento no se torne en violencia, cuidando las libertades conquistadas y preservando la estabilidad.
Estamos convencidos de que podemos lograr transitar en paz este proceso.
Hemos durante muchos años construido infraestructura material y mercados que nos sitúan entre las primeras 15 economías más prósperas del planeta.
Demostremos ahora que contamos con una sociedad madura, participativa, responsable, capaz de conducirse con respeto, civilidad, tolerancia en la pluralidad y multiculturalidad alcanzada.
¿Vamos hacia una presidencia fuerte, pero con un gobierno dividido?
¿Logrará la mayoría calificada la primera Presidenta de México?
En cada una de las elecciones federales y locales en disputa ¿Las encuestas volverán a confirmarse más como propaganda y menos como relojes casi exactos de la voluntad mayoritaria final?.
¿Se trata de una elección plebiscitaria para la 4T y la consecuente popularidad presidencial?.
¿Qué preocupaciones comunes o sustancialmente diferentes mostrarán con su voto electores del norte, sur y centro del país?.
El parafraseo en su variante electoral del dicho talibán citado al inicio tal vez sería: “ustedes los políticos tienen el timón de sus ambiciones y conflictos, nosotros el voto sobre su futuro”.
Sociedad y gobierno debemos empeñarnos en desplegar acciones para un clima de paz y competencia limpia, real y leal al futuro de la República.