¿Están las mujeres mejor equipadas psicológica y socialmente para enfrentar situaciones límite?
¿En momentos de crisis profunda, ante escenarios gravemente adversos?
La respuesta es sí, un sí rotundo, contundente.
Los Estados nación que mejor han gestionado la pandemia en sus jurisdicciones están liderados por mujeres.
Ejemplos concretos sobran.
Jacinda Ardern de Nueva Zelanda, en donde el abatimiento de coronavirus es sorprendente.
Angela Merkel, quien con pulso firme, actitud magnánima, soporte científico y disposición empática, ha logrado controlar la pandemia de COVID-19, una economía firme y 83 millones de habitantes.
Merkel se dirige a su pueblo siempre con la verdad, sin vacilaciones ni demagogia, con el corazón en la mano les dice: hagamos las cosas juntos porque esta crisis es el peor desafío que Alemania ha enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial.
En su mensaje encontramos franqueza, honradez intelectual, sustento científico y un llamado sensato a la solidaridad. Merkel asume con madurez y responsabilidad el enorme reto que significa vencer COVID-19.
Es una estadista, responsable, que toma en serio el mandato constitucional que le delegaron las y los alemanes. Es un ejemplo para el mundo entero.
En Taiwán, la Presidenta Tsai Ing-wen, ha sido exitosa gobernante no sólo defendiendo la autonomía de su país ante el reclamo de soberanía de la República Popular China, sino en esta esfera crítica de la pandemia: desde el primer día comenzó a utilizar e impulsar la fabricación de cubrebocas, incluso ahora los exporta a otras naciones.
En Finlandia, Sanna Marin, licenciada en políticas públicas y la Jefa de Estado más joven del planeta, líder de una coalición de jóvenes gobernantes en su país, invitó a influencers a que le ayudaran a difundir información científica sobre el virus a los niños y jóvenes, porque los contagios más veloces se daban en las escuelas.
Katrín Jakobsdóttir de Islandia dispuso gratuitamente pruebas para detectar el coronavirus: la Primera ministra ordenó de inmediato liberar partidas presupuestarias suficientes para hacer pruebas que permitieran detectar infectados y aislarlos del resto de la población, con resultados sobresalientes.
Las mujeres con poder político son referente asertivo en la gestión de la pandemia COVID-19.
En México tenemos que aprehender la lección: debemos empoderar a más mujeres en la toma de decisiones, en la planeación democrática ante la emergencia social nacional y en procesos de liderazgo organizacional y mediación comunitaria.
Mujeres como Claudia Sheinbaum, Irma Eréndira y Rosa Icela Rodríguez tienen en sus manos la dirección de instituciones clave del Estado mexicano.
Queremos verlas desafiantes, innovadoras, firmes y sinérgicas, resolviendo inmensos desafíos a los que se enfrenta el México de hoy.