Pandemia y cambio climático nos ubican en dilemas sociales y políticos de alcance civilizatorio, en el que las decisiones cotidianas y de corto plazo, son determinantes para el futuro de la humanidad.
Bajo el sello de Plaza y Janés, con la meritoria traducción al español de Carlos Abreu, llegó a nuestras manos un libro estremecedor: Cómo evitar un desastre climático. Las soluciones
que ya tenemos y los avances que aún necesitamos.
El libro integra el trabajo científico y técnico de muchas personas de todo el mundo, las conclusiones y recomendaciones son producto de investigaciones y trabajos innovadores
recientes.
Gates invirtió tiempo y dinero para alcanzar su cometido, enviar al mundo un grito de alerta sobre el aterrador futuro que nos espera a todos.
El texto es preciso, esquemático, riguroso, demostrativo y conclusivo. Sus razonamientos son firmes y significan un enorme desafío para la humanidad.
Absolutamente todos somos corresponsables para detener el desastre ambiental y colaborar en su mejoramiento, si no cambiamos, no habrá mañana.
Comienza Bill Gates señalando que hay dos números relacionados con el cambio climático que conviene conocer, el primero es 51,000 millones, el segundo es cero.
Cincuenta y un mil millones es el número aproximado de toneladas de gases causantes del efecto invernadero que el mundo aporta cada año a la atmósfera.
Cero es la cantidad a la que debemos aspirar, determina Gates.
Esta meta de cero emisiones es para lograr frenar el calentamiento global y prevenir los peores efectos del cambio climático, que serán muy nocivos; el propósito es que los humanos dejemos de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera. Dice Gates:
“Si esto parece complicado es porque lo será. El mundo jamás ha acometido una tarea tan colosal. Todos los países tendrán que modificar su manera de hacer las cosas. Prácticamente
la totalidad de las actividades de la existencia contemporánea conllevan la liberación de gases de efecto invernadero y a medida que pase el tiempo más personas accederán a este estilo de vida”.
Si no modificamos otros factores el mundo seguirá produciendo gases de efecto invernadero el cambio climático continuará empeorando y su impacto sobre la humanidad será con
toda seguridad, catastrófico.
En el libro Bill Gates relata cómo llegó a interesarse en el tema a partir de su interés por ayudar a las personas más pobres del mundo, mediante estudios y con apoyos concretos y directos desde su Fundación, observó que parte del problema de la pobreza es porque la gente no cuenta con electricidad: aproximadamente 860 millones de personas no tienen electricidad.
De ahí brincó a cuestionarse sobre cómo podía ingeniárselas el mundo para ofrecer energía barata y fiable para los pobres.
Gates afirma que el mundo necesita generar más electricidad para que los desfavorecidos prosperen, pero sin emitir más gases de efecto invernadero.
“Ya no bastaba con proporcionar energía barata y fiable a las personas de bajos recursos, también debía tratarse de energía limpia (…) Continué estudiando todo lo que caía en mis
manos sobre cambio climático, me reunía con expertos en clima y energía, agricultura, océanos, niveles del mar, glaciares y tendidos eléctricos. Leía los informes publicados por
el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático IPCC, el organismo dependiente de la ONU, que establece el consenso científico del tema”.
En efecto, insiste Gates, “a menudo, la gente habla de reducir el consumo, pero lamentablemente, ese no es un camino hacia cero emisiones. Puede ser útil, pero la única forma de llegar a cero es tener la capacidad de conducir su automóvil con cero emisiones, no solo reduciendo cuánto conduce. En los países pobres, la carne, la aviación, el acero y el cemento siguen teniendo propósitos muy importantes, y cambiar eso sin un gran aumento de precios es muy difícil.”
En una reciente entrevista concedida a CNN, Oppenheimer le formuló la siguiente pregunta: “¿Qué va a pasar con los países petroleros de todo el mundo si reducimos drásticamente el
uso del petróleo y los combustibles fósiles? Porque México, por ejemplo, está invirtiendo ahora mismo en petróleo, en refinerías. ¿Tiene sentido eso? Bill Gates: Bueno, todavía faltan 30 años para llegar al 2050 y aún dependemos de la gasolina para que la gente llegue a sus trabajos. Ya sabes, para mover la economía. ¿Qué tan rápido podemos reducir ese consumo de gasolina? No estamos seguros, pero sí, los países tendrán que irse alejando poco a poco de la expectativa de hacer mucho dinero vendiendo petróleo o gas natural. Y ese será un reto para el medio ambiente, para Rusia, para Nigeria, para México. De hecho, Venezuela en realidad no está exportando mucho petróleo hoy en día. Pero ya sabes, 30 años con suerte, es un tiempo suficiente para transferir esos empleos hacia otras áreas y eso podría generar un beneficio geológico inesperado en nuevos empleos, porque la gente tendrá que adaptarse.”
Las fuentes de energía renovables actuales, eólica y solar, pueden ayudar a reducir el problema pero aún no estamos haciendo lo suficiente para implementarlas.
Bill Gates sostiene que los efectos del cambio climático serán mucho peores que la pandemia del coronavirus si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para 2050. Es claro que la cantidad de recursos que pueden priorizarse para la causa climática es mucho mayor de lo que se necesitó para fabricar la vacuna; sin embargo, el daño que causará es muchísimo mayor tanto económicamente como incluso en términos de muertes ¿Cómo es posible que podamos evitar eso?
Sabe que es una tarea gigantesca que será imposible si los sectores empresarial, tecnológico y político no trabajan juntos para alcanzar la meta.
La Fundación que representa ha formado alianzas con los creadores de vacunas y empresas indias para fabricar las vacunas en ese país, dado que la mayoría de la gente no sabe que las fábricas de vacunas de la India son unas cinco veces más grandes que las del oeste, en tanto de ahí provienen casi todas las vacunas para los países en desarrollo: el universo de vacunas que hay en los países ricos es muy alta, incluso si se compara con países de ingresos medios como Brasil o Sudáfrica, que han tenido una epidemia muy dura, pero que todavía avanzan en sus políticas de vacunación más lentamente.
Gates presenta tres conclusiones: Para evitar un desastre climático tenemos que alcanzar las cero emisiones. Debemos aplicar las herramientas de las que ya disponemos como las energías, solar y eólica, de manera más rápida e inteligente.
Actualmente, el precio de la energía eólica y solar ha bajado incluso el precio de la energía eólica marina está empezando a bajar. Sin embargo, todavía hay un gran problema, que es que
esas fuentes de energía son intermitentes: puede obtener condiciones climáticas en las que haya un frente frío durante muchas semanas, lo que implica que en un área grande ni la generación solar ni la eólica funcionan. Para mantener la confiabilidad, debemos tener una increíble capacidad de almacenamiento en la red, que es 20 veces más difícil que fabricar una batería para un automóvil.
Debemos crear y comercializar tecnologías de vanguardia que nos ayuden a nuestro objetivo Los argumentos en favor del cero siguen siendo sólidos. Si no dejamos de mandar gases de
efecto invernadero a la atmósfera la temperatura seguirá subiendo.
La solución es generar energía limpia a un costo tan bajo que todos los países la prefieran
por encima de los combustibles fósiles
Llegar a cero requiere cambios en las políticas públicas, la tecnología actual, innovación y
la capacidad de los mercados privados para distribuir productos a cantidades enormes de personas.
“Del mismo modo que necesitamos nuevas pruebas para identificar el virus COVID-19, también necesitamos nuevas herramientas para luchar contra el cambio climático:
maneras de generar electricidad, fabricar cosas, cultivar alimentos, calentar o enfriar el interior de los edificios y transportar personas y mercancías por el mundo, todo ello con huella de
carbono cero. Así mismo, precisamos nuevos tipos de semillas y otras innovaciones para ayudar a las personas más desfavorecidas del planeta, muchas de los cuales son pequeños
agricultores, a adaptarse a un clima más caluroso”.
Observamos con entusiasmo desde México que los jóvenes, en especial nuestros alumnos, se preocupan y toman conciencia de este grave flagelo universal; se están organizando con otros
jóvenes alrededor de nuestro país, para impulsar cambios legislativos y de política pública, para evitar a toda costa, al menos, seguir utilizando energías fósiles.
Tanto la pandemia como el cambio climático profundizan las desigualdades sociales y frente a ello, deben procurarse políticas públicas comprensivas, situadas, de la mano de procesos de conversión ética y bioética en la investigación/intervención social/inversiones biomédicas, con perspectiva de bien común local/universal, del valor de la naturaleza y las decisiones, para garantizar el respeto a la dignidad humana para nuestro actual y futuro orbe.