El Tribunal Supremo de Colorado, EUA, ha emitido una sentencia que impide a Trump presentarse en las primarias republicanas para conseguir la candidatura a la Presidencia de EUA.
Le atribuye su participación el 6 de enero de 2020 como incitador a la rebelión de la toma del Capitolio, reacción al resultado electoral que dió el triunfo a Biden.
El Tribunal Constitucional de Colorado busca aplicar la 14 enmienda constitucional en su 3a Sección que implicó a ex confederados insurrectos de la guerra civil estadounidense, impidiéndoles participar y aspirar a cargos gubernamentales.
El estado de California anunció que irá en la misma dirección que Colorado, sumándose a la estrategia que busca dejar fuera a Trump de las elecciones primarias republicanas.
En reacción a ello como una medida anticonstitucional, el empresario Vivek Ramaswamy, contendiente de Trump en el Partido Republicano, ha expresado que si se anula el nombre del ex Presidente, también debe quitarse el suyo.
Intenta decirle al universo de electores de Trump que le apoyan en esencia.
Sin embargo, los demás contendientes deberán quitarse las máscaras de si apoyan o no la acción golpista del 6 de enero, y a su vez, si respaldan o no las aspiraciones presidenciales del propio ex presidente Trump.
De Santis por ejemplo, un ferviente seguidor ideológico trumpiano, deberá asumir una clara posición respecto a la responsabilidad de Trump en los acontecimientos del 6 de enero y a su vez, el de si se retira de la contienda por el supuesto de que la ausencia de D. Trump deslegitima el proceso electoral presidencial.
La resolución judicial de Colorado y eventualmente de California -u otros estados- que sigan la misma ruta, estarían a contracorriente del espíritu de la Constitución estadounidense, que no exige ninguna regla para ser candidato presidencial -incluso, por ejemplo, el no estar encarcelado-.
Podemos preguntarnos
-¿Realmente es equiparable la toma del Capitolio del 6 de enero con la guerra civil de EUA?
-¿Las acciones presidenciales de Donald Trump hicieron un daño político equivalente?
La Suprema Corte por cierto, ha decidido diferir el alegato de sí Trump gozó de inmunidad en el cargo, mientras ocurrieron los citados acontecimientos de enero
-¿Se pueden definir a las personas que se expresaron con violencia política el 6 de enero de 2020 como insurrectos?.
Sería darles una identidad que parece contraproducente para el estado de confrontación y división interna nacional entre ciudadanos y electores anti Biden y anti Trump.
Parece que sería contraproducente y le están dando a Trump más antorchas para incendiar el proceso político, seguir firme en su campaña y en las encuestas nacionales.
A Trump, le siguen dando campo fértil para subrayar que tuvo razón cuando señaló que la elección presidencial que llevó a la victoria de Biden fue fraudulenta, para insistir en que las elecciones no son creíbles ni legítimas, y que las instituciones electorales actuales no son ni siquiera un mecanismo legítimo que garantiza los derechos de elegibilidad para competir.
Al apelar la resolución de tribunales como el de Colorado, la campaña de Trump elevaría su reclamo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Si la Suprema Corte eventualmente respalda al Tribunal Superior de Colorado -resolviendo así para los 50 estados del país, lo que por ahora se ve improbable por la composición mayoritaria de jueces conservadores en el seno de la SCJN-, se estaría legitimando el estatus de insurrectos de Trump y sus seguidores.
Ello devendría en el escenario autoritario más radical para el sistema político estadounidense, que por cierto el propio Trump ha estado propiciando.
El propio escritor canadiense, Stephen March, célebre autor de The new civil war ( ), ha suscrito que “en 2024, hay muchas posibilidades que Donald Trump pierda el voto popular, pierda el colegio electoral, pierda todos los casos legales y aun así termine siendo Presidente de los Estados Unidos de una manera totalmente legal. Se llama elección contingente: proceso para hacer frente a la eventualidad de que ningún candidato presidencial alcance el umbral de 270 votos en el colegio electoral”.
Recordemos que en el caso del sistema electoral de EUA, se necesitan 271 votos electorales del Colegio Electoral para tener la victoria, aunque no se haya ganado el voto popular nacional.
Por otro lado, debemos subrayar que hace dos semanas, previo a la posición del Tribunal Constitucional de Colorado, el propio presidente Joe Biden planteó que él no competiría por la Presidencia si Trump tampoco lo hace.
Ahora las máximas instancias del sistema judicial electoral, por la vía de la antipolítica y la antidemocracia, no por la vía de los votos en una elección propiamente dicha, pueden lograr que se borren de un tirón ambos nombres de la boleta presidencial.
¿Más imposible que improbable?.
Seguiremos de cerca esta bienvenida de la realidad política -parafraseando a Churchill-, a los acertijos que envuelven los enigmas más tenebrosos de las decisiones de las
élites/candidatos del país vecino sobre la Presidencia estadounidense en 2024.
Agradecemos a El Universal que nos permita difundir nuestra perspectiva coyuntural y a ustedes su paciente lectura. Regresaremos el segundo domingo de enero. Felices fiestas de navidad y nuevo año 2024.
Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).
Juan Carlos Barrón es Licenciado en Administración, Maestro en Estudios para el Desarrollo por la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra) y Doctor en Filosofía del Desarrollo Internacional. Actualmente es Secretario Académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.