Biden necesita recordar que su campaña de reelección presidencial no puede perder uno de los hilos más delicados: el papel de la economía para los estadounidenses.
Hay diversos y contradictorios pronósticos sobre la economía estadounidense para 2024, al grado que se habla de una mayor o menor desaceleración en pleno año de campaña por la Presidencia en EUA.
Sin embargo, es posible que haya una recuperación sostenida en beneficio de electores y familias estadounidenses.
Vimos hace unos días en el marco del Foro APEC 2023, un presidente Xi Jinping centrado en una estrategia de diplomacia conciliadora de mediano plazo (a pesar del maltrato recibido en voz del presidente Biden), focalizada en suavizar las tensiones y encauzar beneficios para ambas potencias mundiales en inversión, comercio internacional y crecimiento económico.
Hasta ahora Trump le ha marcado la agenda al Presidente Biden en la frontera con México, al concentrarse prácticamente en la misma agenda de prioridades que la de su predecesor republicano.
Sin embargo, la estrategia de gobernanza y de seguridad nacional para Biden, podría y debería alejarse de la agenda de militarización, el trasiego de drogas ilegales y la criminalización antiinmigrante con México.
Demasiada gobernabilidad es clave pero ha intoxicado las agendas y da más crédito a demagogias populistas y simplificadoras de los problemas y soluciones, ante lo que puede y debe edificarse entre naciones y sociedades vecinas.
De ahí que si realmente desea impedir el retorno de Trump a la Presidencia, debiese virar su timón hacia una gobernanza transfronteriza con México.
Así, un plan integral de gobernanza supondría para ambas naciones una agenda bilateral vinculante en nearshoring y en nuevos flujos de inversión en la frontera con México, orientados a infraestructura tecnológica, inversión en desarrollo social, cultural e industrial. (https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2023_899.html)
Para México sería muy conveniente y una vía de oxígeno político y mediático, ante la estigmatización política de México y poblaciones latinas, una y otra vez, en las campañas presidenciales estadounidenses.
A Biden le permitiría distinguirse de Trump y reubicarse en el centro de los intereses económicos de las y los votantes estadounidenses.
A su vez, le crearía al presidente demócrata nuevos acercamientos con el voto hispano en EUA, al cultivarse horizontes de estabilidad e inversión productiva, industrial y de servicios entre comunidades, ciudades, condados y municipios en las fronteras globales que compartimos.