Han sido semanas candentes en el proceso electoral de Estados Unidos de América.

El intento de asesinato del candidato republicano Donald Trump, la declinación de la candidatura de Joe Biden a su reelección y el apuntalar a Kamala Harris como candidata relevo, con la ex familia presidencial Clinton sumada a la postulación en ese momento decisivo y finalmente Barak Obama apoyando las aspiraciones de la Vicepresidenta.

Se quedó la sensación de que el Presidente Biden y la propia Harris utilizaron todo su poder, donaciones, ascendencia en delegados demócratas y capacidad de disciplina partidista, para decidir beneficiaria y propiciar un artificio de legítima unanimidad para que no hubiese elección interna en el Partido Demócrata.

Aunque el proceso de legitimación ha sido eficaz y resonante, lo vemos con preocupación.

Difícil postura desde la que no es posible que puedan darse lecciones de democracia dentro y fuera de Estados Unidos.

A pesar de ello, Harris podrá optar por posicionarse en el centro político en su decisión de quién será su aspirante vicepresidencial.

Esta decisión para Harris puede ser decisiva por el peso del lobby judío en el proceso electoral estadounidense.

Alguno de los nombres que se manejan como el Gobernador de Pensilvania Josh Shapiro, representaría una candidatura abiertamente judía que está a favor de que Israel ejerza su política de defensa en el conflicto israelí-hamas-palestino, pero que está en contra de que el núcleo de poder de Netanyahu expanda sus intereses ofensivos en la región del Medio Oriente.

El predominio del zigzagueo o peor aún, de la pendiente del péndulo hacia la impotencia del poder estadounidense al no tener mayor firmeza en su política exterior, quedó corroborado con la visita del Primer Ministro Netanyahu a Estados Unidos de América.

De su alocución en el Congreso estadounidense y en sus reuniones con el gobierno de Biden, Netanyahu prácticamente obtuvo patente de corso para radicalizar sus posturas y objetivos de guerra, atizando las hostilidades y los escenarios de violencia en Medio Oriente.

Después de la visita oficial de Netanyahu, el Ejército israelí atacó Beirut asesinando a Fuad Shukr (comandante de Hezbolá), en una operación de represalia, mientras Ismail Haniyeh (líder político de Hamas), fue asesinado en Teherán en una visita oficial.

En el otro campo político, con la decisión de James David Vance como compañero de fórmula en la Vicepresidencia, Donald Trump mantiene su proclividad a posiciones de derecha recalcitrante.

Trump ha centrado parte de sus ataques en Harris en su identidad racial, en su ya conocida táctica de despersonalizar al rival y obligar a que comience a explicar cosas personales de ella y con ello posicionarse él en la agenda mediática, con epítetos y apodos que él adjudica, recreando su supuesta relación de poder frente a los seguidores de su culto político.

Estamos pues en escenarios donde las prioridades de los actores parecen ser adoptadas por el amor de poder y necesidades imperiosas de corto plazo.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).

Juan Carlos Barrón es Licenciado en Administración, Maestro en Estudios para el Desarrollo por la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra) y Doctor en Filosofía del Desarrollo Internacional. Actualmente es Secretario Académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.

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