Ya casi al final de 2020 se anticipa que la economía del país habrá caído en alrededor de 10%. Las crisis de salud y económica cambiaron este año las condiciones de todo el mundo y del país y los patrones de comportamiento de diferentes industrias, empresas y consumidores y seguirán cambiando.

En las anteriores entregas hemos hablado de dichos patrones de conducta, de cómo la mercadotecnia y los negocios pueden cambiar para enfocarse en poner a la persona en el centro de los negocios y de un renovado enfoque a su bienestar más que al consumo.

En la economía y los negocios los cambios pueden ocurrir de dos formas: de forma incremental o radical. Los primeros se refieren a cambios suaves que se van dando –o provocando– de manera paulatina.

Por ejemplo, en cuanto a productos podemos pensar en los teléfonos celulares que, después de su aparición, se han ido modificando durante 20 años de manera tal que características principales van cambiando poco a poco: la memoria aumenta sucesivamente de uno a dos, de dos a cuatro giga bytes.

Lo mismo sucede con el procesador o con el tamaño de la pantalla. Hay productos que cambian más rápido o más lento pero la esencia son cambios simples que involucran bajos costos y bajo riesgo.

En cuanto a los cambios radicales, se refieren a productos completamente nuevos que rompen con las reglas de la industria. Por ejemplo, el servicio de video distribución de video bajo demanda, el ‘video streaming’, ha cambiado las reglas previas con las que la radio y la televisión se movían; han provocado que un segmento importante de consumidores de contenidos haya migrado de los medios tradicionales a nuevos medios en línea.

Estos medios se caracterizan por un bajo costo de suscripción, contenidos acorde con la realidad compleja que vivimos y la conveniencia de no tener contratos forzosos. De hecho, los medios tradicionales se han estado esforzando por mantener sus declinantes participaciones de mercado y valor de empresa sin mucho éxito.

Es interesante ver que los competidores en el video streaming no tenían un historial en la creación de contenidos, sino que incluso entraron desde industrias ajenas como Amazon, desde el comercio detallista.

Las clasificaciones anteriores vienen a colación para encuadrar los cambios que hemos visto durante 2020. Uno de ellos ha sido una hiperconectividad de las actividades económicas, donde el hogar se ha vuelto para un segmento de la población un centro multitareas, que ahora hace las veces de salón de clase, sala de reuniones, incluso base de emprendimientos digitalizados.

La tendencia hacia los negocios digitales ya había crecido de forma importante durante los años pasados y algunos estudiosos opinan que la pandemia aceleró en cinco años la digitalización. Esto representa un cambio radical en cuanto a las formas de vivir, de consumir y de hacer negocios.

Aún no están claras las formas en que el mundo seguirá cambiando en los próximos años pero hoy la digitalización aumentó el volumen del comercio en línea, cambió la forma de trabajar y de entretenernos.

Para los puestos de trabajo susceptibles de ser realizados en línea, la vida de la oficina se transformará, se podrá optar por atender llamadas y conferencias desde el hogar o incluso lejos del lugar habitual de residencia.

La educación que había sido una industria más bien resistente al cambio migró sus actividades del aula presencia a la recámara o a la sala de la casa. Las clases se volverán híbridas, con un alto componente digital que puede englobar los contenidos asociados con la memoria o la lectura de comprensión mientras que las actividades de mentoría y asesoría serán atendidas de forma presencial.

Ante el riesgo que hoy representan las aglomeraciones de personas, el entretenimiento seguirá ocurriendo con más frecuencia desde las pantallas de alta definición en las salas de las casa. Las compras, incluso las más básicas se realizarán por canales digitales.

En este proceso de hiperconectividad aún faltan industrias por montar sus procesos en plataformas. Por ejemplo, los trámites legales y bancarios aún requieren de firmas autógrafas y varios de ellos deben realizarse de forma presencial. Varios gobiernos ya están ejecutando algunos de estos procesos por correo aunque aún requieren del elemento de la conveniencia –realizar incluso los trámites de noche- que generan las plataformas digitales.

Estos cambios radicales no han ocurrido de manera neutra y la tecnología sólo es el canal que habilita nuevas formas de relacionarlos. Sin embargo, es necesario pensar en el propósito de esas nuevas formas de relación. Tocaremos este tema en la siguiente entrega.

Profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México
Email: pavel.reyes@anahuac.mx

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