Nuestra vida hoy transcurre entre productos digitales o mayormente digitales, incluso para las actividades de aprendizaje más importantes como leer o escribir utilizamos materiales digitales. Leemos libros en formato PDF en la computadora, o compramos un dispositivo como el Kindle de Amazon o el libro electrónico Kobo de las librerías Gandhi. Incluso es común que leamos textos largos y hacemos ‘scrolling’-nos desplazamos hacia abajo, porque el texto no cabe en una sola pantalla. La segunda operación importante es escribir. Para aprender tomamos apuntes, dibujamos diagramas o tablas. Esto lo hacíamos en libretas de papel, pero ahora es común hacerlo en el celular, escribiendo en el teclado de la computadora, o escribiendo a mano en una tableta. Al aprender cambiamos de tareas de momento a momento: ponemos atención a la persona que está presentando mientras estamos escribiendo un mensaje en WhatsApp -hacemos ‘multi-tasking’. Aquí es donde quiero detenerme a explorar los resultados de algunos estudios que analizan las tres operaciones anteriores: leer, escribir, cambiar de actividad.
Sobre leer, un estudio reciente un equipo de investigadores querían averiguar si aprendemos mejor leyendo en una pantalla o en papel. Para hacerlo, realizaron un resumen de 54 estudios en los últimos 17 años y sus resultados son interesantes. Primero, la comprensión lectora es mayor cuando se utiliza papel, que cuando se utilizan pantallas. Segundo, el efecto en la comprensión lectora en papel es mayor cuando se utilizan textos informativos (libros de texto o material técnico) que con textos narrativos (ensayos o novelas). Tercero, la eficiencia de los dispositivos de pantalla en lograr un nivel de comprensión lectora ha disminuido en los últimos 18 años. Los resultados sugieren que al leer en pantallas el aprendizaje se vuelve superficial ya que la interacción con los medios digitales va enfocada a la búsqueda de recompensas inmediatas (los ‘likes’) en lugar de involucrarse en actividades que requieren atención sostenida.
Sobre escribir a mano. Otro grupo de investigadores se preguntaba si aprendemos mejor escribiendo a mano o en la computadora. Los resultados son igualmente interesantes. Primero, los estudiantes logran mejor calidad, productividad y fluidez al escribir a mano. Segundo, al comparar la escritura a mano con la escritura en computadora, esta última es efectiva para producir un texto con una cantidad mayor de palabras y más rápidamente que escribir a mano. Pero esto no se traduce en un escrito de mayor calidad, es decir, que involucre reflexión y pensamiento crítico, lo que implica menor calidad de aprendizaje.
Finalmente, en cuanto a cambiar repetidamente de actividad, un tercer estudio muestra hallazgos informativos. Primero, el cerebro está diseñado para seguir un conjunto de reglas de operación a la vez. Al involucrarnos en dos actividades simultáneas, en cerebro tiene problemas para cambiar de un conjunto de reglas hacia el otro. Segundo, al realizar cambios de actividades el cerebro toma un tiempo para cambiar de un conjunto de reglas a otro, lo que tiene las siguientes consecuencias: la precisión en las tareas disminuye, con lo que es más probable que cometamos errores en alguna de las actividades. Además, al cambiar frecuentemente de actividad los recuerdos -los conceptos de lo que estamos aprendiendo ya sea leyendo, escribiendo, haciendo o escuchando, se fijan con menos fuerza, con lo que es más difícil que podamos recordarlos más tarde cuando los necesitemos.
No digo que debemos dejar de usar los celulares y las computadoras porque eso simplemente no va a pasar. Tampoco digo que hay que demonizarlos, cuanto muchos de sus usos son muy efectivos. Lo más importante es saber cuándo y cómo utilizar efectivamente los dispositivos para aprender. Más que la tecnología, lo que importa es el resultado final que es el aprendizaje y eso se basa en el comportamiento humano. Y aquí debemos entender cómo la tecnología impacta ese comportamiento de aprendizaje.
Lo anterior tiene implicaciones para el salón de clases, donde pretendemos formar ‘managers’ profesionales, que están sujetos a una cantidad de información muy alta y que cambia con mucha frecuencia y que además tienen que sintetizar esos datos para tomar decisiones que tiene que ver con dinero, recursos y personas. Además de formar a los estudiantes en las nuevas tecnologías, debemos formarlos en hábitos de aprendizaje basados en evidencia, que se reflejen mañana en decisiones efectivas en las organizaciones.
*Académico de la Facultad de Economía y Negocios. Universidad Anáhuac México.