Mi admiración por don Manuel Álvarez Bravo me llevó a la audacia de pedirle que me concediera el privilegio de hacerle una entrevista. El maestro, quien estaba a 12 meses de cumplir 100 años de edad, aceptó mi propuesta y de inmediato le solicité una cita que precisamente me concedió el 2 de febrero de 2001, día de su cumpleaños. Pensé que era interesante conocer lo que pensaba de la fotografía el gran fotógrafo con 99 años a cuestas. Llegué a la entrevista muy nerviosa, soy fotógrafa y mi experiencia como periodista entrevistadora era casi nula, a excepción de una que le hice a don Gabriel Figueroa para la revista La Plaza en 1987.
Llegué puntual, sin contratiempos esta vez. Colette, su mujer, también una magnífica fotógrafa, me recibió con la súplica de no cansar al maestro. Ella además realmente era la mano derecha de don Manuel. Le ayudaba a imprimir sus fotografías en el cuarto oscuro, le manejaba su agenda, era una gran anfitriona que cocinaba delicioso y lo cuidaba con esmero. Publico en esta ocasión una foto que tomó Colette que data de 1982, donde aparecen don Manuel con Salvador Elizondo.
La entrevista se publicó el 5 de febrero de 2011 en la revista Milenio, ilustrada con fotografías del propio don Manuel y de algunos retratos que yo le tomé a él.
La entrevista consta únicamente de 10 preguntas:
En víspera de un siglo de luz
—¿Qué diferencia, a la distancia de 70 años, ve usted ahora en el panorama de la fotografía?
—Yo creo que no se puede comparar, es otra cosa, se ha desarrollado tanto y hay tanto joven nuevo, con talento, que está trabajando en la fotografía que no se puede hablar de desarrollo, sino más bien un ¿cómo le llaman? “boom” o no sé qué? Sí, eso me parece.
—¿Cuál sería para usted la mayor cualidad de la fotografía?
—La mayor cualidad de la fotografía… Joyce dijo que la fotografía era ver la cara y eso me parece, que se ve la cara. Es algo que no puede mentir, que se está viendo, se está viendo a la persona.
—¿Y su mayor defecto?
—Pues que la hace uno muy mal… (sé ríe).
—¿Qué tanto es un oficio y en qué momento la fotografía traspone el umbral para convertirse en arte?
—No creo que haya un cambio, desde que se genera la fotografía está toda la semilla.
—Entonces, para usted es arte en el momento que empieza el oficio.
—Sí.
—¿Se imaginó usted, cuando era joven, que llegaría a ser el fotógrafo mexicano más importante de todos los tiempos?
—Eso me da risa.
(Aquí, por falta de espacio tipográfico, dejo en suspenso la entrevista con don Manuel para continuarla en mi siguiente colaboración.