El destino de los padres, obviamente, determina el de sus hijos. Este es el caso de don Salvador Elizondo Pani y el de su hijo, el escritor.
Pasados cuatro años del matrimonio de mis suegros, don Salvador Elizondo Pani y doña Josefina Alcalde y González Martínez , y de viajar juntos por México —como atestiguan las fotografías que capturó don Salvador, como aficionado, de imágenes entrañables de un México que se nos fue—, nace, el 19 de diciembre de 1932, su único hijo.
Desfile militar, Berlín, 1936. Fotos: CORTESÍA PAULINA LAVISTA
La fotografía parece fascinar a mi suegro y continúa, desde que nace su hijo, escribiendo con luz (photos=luz, graphos=escribir) una suerte de crónica visual que nos transmite su emoción de ser padre.
En 1936, don Salvador Elizondo Pani es nombrado en un puesto diplomático en la Embajada de México en Alemania, en pleno nazismo . Viaja con su esposa y su hijito de tres años y medio de edad y además ¡con su suegra! Toma la familia el tren de México a Nueva York , donde le roban su cartera con todo su dinero, afortunadamente lo salva el poco dinero que llevaba su suegra para el viaje y felizmente zarpan en barco a Europa en una travesía de cinco días para desembarcar en Hamburgo .
Su esposa e hijo visitan el Estadio Olímpico, Berlín, 1936.
La sede de la Embajada de México en Alemania estaba en Berlín y el embajador era don Francisco de Icaza. Llegan al final del verano de 1936 y se instalan en Berlín, justo unos días después de las Olimpiadas de Berlín.
Las elocuentes fotografías de mi suegro nos cuentan, visualmente, sus primeras impresiones de la Alemania de 1936, eufórica por el nuevo régimen que instaura su amenazante líder.
Dejo espacio para que miremos algunas de las fotografías de don Salvador de esos días… (Continuará)