El éxito de mi padre como compositor “especialista” en música para cine fue indudable. Me permito publicar en esta ocasión un recorte de periódico (sin fecha precisa) de aproximadamente 1948, donde se puede apreciar el contexto en que estaba considerado mi padre, Raúl Lavista, en el pleno florecimiento del cine mexicano.

Es importante señalar aquí la importancia de mi suegro, don Salvador Elizondo Pani, como el artífice de la calidad de las películas mexicanas de la llamada Época de Oro.

Don Salvador Elizondo Pani formó, con tres socios a los que entusiasmó, la compañía C.L.A.S.A. (Cinematográfica Latinoamericana S.A.), que montó los Estudios C.L.A.S.A., con la mejor tecnología del momento. En C.L.A.S.A. se producían películas de alta calidad y esto favoreció la obra de mi padre al mejorar la calidad de las grabaciones de la música para cine.

Los mejores directores del cine de entonces, una vez que trabajaban con mi padre, lo volvían a llamar y prácticamente lo elegían como favorito para grandes y ambiciosas películas, seguros de que su música era buena, ya fueran del género rural, épico, histórico, revolucionario, citadino, cómico, etc.

Por poner un ejemplo a ustedes (basado en mi memoria por carecer del tiempo para investigar más profundamente):

De Luis Buñuel musicalizó: El bruto, Susana carne o demonio, Una mujer sin amor, Abismos de pasión, El río y la muerte y Simón del Desierto.

De Julio Bracho, con quién mantuvo una gran amistad toda su vida:

¡Ay que tiempos señor don Simón, Crepúsculo, Distinto Amanecer, Historia de un gran amor, El monje blanco, La mujer de todos, Rosenda, San Felipe de Jesús, La ausente, Rostros olvidados, La cobarde, Mujeres que trabajan, Cada quién su vida y Corazón de niño (segunda versión), entre otras.

De Alejandro Galindo:

Una familia de tantas, El muerto murió, Corazón de niño (primera versión), El rápido de las 9.15, Divorciadas, Tribunal de Justicia, Esquina bajan, Hermoso ideal, Los que volvieron, Confidencias de un ruletero, Por el mismo camino, Las infieles, Y mañana serán mujeres e Historia de un marido infiel, entre otras.

De Juan Bustillo Oro:

Dos monjes, Ahí está el detalle, Fíjate que suave, Dos de la vida airada, El hombre sin rostro, Casa de vecindad, La loca de la casa, Retorno a la juventud, El asesino X, El medallón del crimen, Del brazo y por la calle, etc.

Puedo seguir con una lista muy amplia con la que no quiero abrumar; trabajó con muchos otros, como don Roberto Gavaldón de quien hizo casi 90% de la música de sus películas (La otra, En la palma de tu mano y muchísimas más). Continuará

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