Continúo con la narración de los antecedentes de cómo conocí a don Carlos Salinas de Gortari para que tenga sentido el relato de mi tercera visita a Los Pinos, que fue apoteótica:

Levanté el auricular del teléfono y saludé con familiaridad a Margarita González Gamio, secretaria particular del candidato, quien me comunicó que me llamaba en nombre del licenciado Salinas para decirme que le había gustado mucho la fotografía que le tomé para el México Journal, y que le interesaba saber sí había yo tomado más fotografías de él, a lo cual respondí que sí, que tenía dos o tres rollos más de la sesión fotográfica. Nos citamos para enseñarle las fotografías en la oficina del ya elegido candidato del PRI a la Presidencia. Me recibió Margarita, muy amable, me explicó que Salinas estaba, como era lógico, muy ocupado, y que ella me atendería. Llevé las fotografías, todas eran en transparencias de color que había yo tomado con mi cámara Hasselblad, que son complicadas de ver a simple vista. Usando los amplios ventanales de la oficina logré crear la transparencia lumínica suficiente para mostrarle las fotos de Salinas. Me dijo que le parecían buenas y que si podía yo dejárselas para que las viera el candidato, pues había la posibilidad de que yo hiciera la fotografía oficial, en caso resultar electo Presidente.

Bueno… cuando me dijo esto me sentí como Rico McPato. Frente a mis ojos se me apareció el signo de pesos. Significaba que de la fotografía oficial, que año tras año hacía el maestro Héctor Herrera, se harían cerca de 60 mil copias para todas la oficinas del gobierno, alcaldías, etc. ¡UFF!... Le dejé encantada todas las fotografías, sin recibo alguno. Llegué a casa emocionada y le dije a Salvador Elizondo, mi esposo: “ Si logró hacer la foto oficial del Presidente, por fin daré un buen golpe para nuestra precaria economía”. Desafortunadamente fue un sueño “guajiro”; resultó que a los dos días de mi visita a la oficina de Salinas, en el suplemento dominical del periódico Excélsior apareció un cuadernillo especial a todo color titulado: “Perfil de un candidato”, ilustrado totalmente con mis fotografías. Yo las dejé a Margarita González Gamio de buena fe para que las viera Salinas, no para que las publicaran sin crédito, sin mi autorización y sin pago alguno. Me dio mucho sentimiento y el lunes siguiente hablé a la oficina del candidato. Margarita mandó el recado, con su secretaria, que no me conocía y que no sabía a que fotografías me refería yo. Estoy segura de que Salinas no se enteró de nada de esto, pues las varias veces que estuve después con él, cuando era Presidente, siempre fue muy amable y deferente conmigo.

Pasó casi todo el sexenio de Salinas, durante el cual, en mi calidad de esposa de escritor, platiqué con él en varias ocasiones, como ya he contado a mis lectores en esta serie de artículos sobre mis visitas a Los Pinos. Durante su sexenio, algunas veces me llamaron de la Presidencia para ofrecerme ir como fotógrafa a sus giras, pero no pude aceptar por compromisos adquiridos, sin embargo a mi amigo José Carreño, su jefe de Prensa entonces, le platiqué mi historia con Margarita González Gamio, por lo que amablemente me quiso compensar del agravio y me invitó a participar como fotógrafa de prensa al último Informe del gobierno de Salinas. Me mandó a mi casa un gafete que me daba “carta blanca” para estar junto a Salinas en todo momento, quizás Salinas se lo pidió, no lo sé. Acepté a sabiendas de que nadie me pagaría y que quizás las fotografías que tomara nadie las publicaría, sin embargo la experiencia era tentadora y sumamente interesante: presenciar y poder fotografiar la despedida y el último Informe de un Presidente muy peculiar. La cita empezaba en Los Pinos a las ocho de la mañana. (Continuará...)

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