Las aerolíneas mexicanas han estado, como todas las del mundo, bajo una enorme presión financiera en los años recientes. Tan solo en 2020, cuando el número de pasajeros disminuyó más de 60 por ciento por la pandemia, 55 compañías aéreas quebraron a nivel global. Las que lograron sobrevivir acumularon pérdidas importantes. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha estimado que sería hasta este 2023 cuando la industria vuelva a ser rentable.
Sin embargo, tampoco se vislumbra que sea un año de bonanza. Al sector le preocupan los precios del petróleo, los problemas que persisten en las cadenas de suministro de refacciones y las nuevas restricciones de viajes en China. De hecho, muchos consideran que la recuperación real se dará hasta 2024.
En el caso de México hay circunstancias que hacen aún más compleja esa recuperación. De entrada, aquí no hubo subsidios o apoyos durante la pandemia. Por otro lado, tenemos de las tarifas más altas a nivel mundial en impuestos aeroportuarios y recientemente aumentaron aún más. En el caso del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, a partir de este enero se paga un siete por ciento más. Pero no es el único. Ese ajuste afectó a muchas de las terminales aéreas del país.
Las aerolíneas también pagan impuestos por el uso de aeropuertos, así como impuestos por uso de combustible, y hasta por seguridad. Esas tasas impositivas sumadas a los costos de operación hacen que muchas de sus rutas simplemente no sean rentables.
A estos retos podría sumarse el del cabotaje por parte de empresas extranjeras. Actualmente ese servicio para trasladar pasajeros entre aeropuertos mexicanos solamente pueden brindarlo aerolíneas nacionales, pero el gobierno ha advertido que esto podría cambiar.
En el sector aéreo nacional consideran que el ingreso de extranjeros los dejaría contra las cuerdas. Humberto Gual, secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos (ASPA), dijo que esto equivale a regalar los cielos. Comparó incluso al presidente López Obrador con Antonio López de Santana Anna: “Si en un momento se regaló gran parte del territorio nacional, también el país se regala desde el subsuelo, los mares y el espacio aéreo.” Advirtió además que harán manifestaciones y van a interponer amparos.
El argumento del gobierno para permitir la entrada de extranjeros es que con ello habrá mayor conectividad y mejores costos. Los nacionales dicen que no puede haber mejores precios si se siguen aumentando los impuestos.
Si esta medida se aprueba, las empresas internacionales podrán operar entre destinos locales acá, mientras las nacionales no podrán ampliar sus rutas a otros países hasta que recuperemos la categoría uno. Seguirán con ello perdiendo competitividad y aumentando sus presiones financieras. Ya vimos quebrar a un par de empresas aéreas mexicanas en los años recientes. Veremos si con estas nuevas circunstancias logran sobrevivir las que aún quedan.