El cadáver de Danna Mariam de 16 años, fue encontrado el pasado fin de semana en Mexicalli, cubierto por heridas punzocortantes y quemado en un 45% . Tenía “Tatuajes por todos lados” según dijo el Fiscal de Baja California Guillermo Ruiz Hernández.
El estigma de Ruiz Hernández, levanta la voz de las Organizaciones Feministas y de Derechos Humanos, porque infiere que posiblemente Danna provocó su muerte por tener tatuado un cuerno de chivo en el brazo. Los padres de Danna y también los de los presuntos asesinos (Tres adultos jóvenes en sus 20’s) tienen responsabilidad porque no tuvieron “la precaución de cuidar a los adolescentes” porque autorizar que los hijos se tatúen, los convierte mágicamente en delincuentes.
Otra vez la culpa es de todos, menos del Estado.
El problema integral de violencia contra las mujeres va mucho más allá de lo que alcanzamos a ver. Una vez más, representantes del Gobierno, los responsables de cuidar a la ciudadanía, no sólo se lavan las manos si no que promueven el machismo a partir de la culpabilidad de la víctima. La Fiscalía General del Estado (FGE) señaló que el juez no catalogó el cruel asesinato de Danna como feminicidio. Imputó el delito de homicidio calificado por ventaja y les ordenó a los tres detenidos presión preventiva.
Según el último informe de la Red Nacional de Refugios, las cifras de violencia contra las mujeres ha aumentado considerablemente reportándose 10 asesinatos al día en nuestro país. De enero a Julio de 2020 se registran 549 feminicidios. En contraste a estas terroríficas cifras, el gobierno no deja de disminuir el presupuesto para luchar contra los distintos tipos de violencias contra las mujeres en México.
Desde el pasado julio, La red Nacional de refugios reporta 2 solicitudes de auxilio en cada hora, auxilio que no podrá brindarse si el gobierno continua recortando los recursos para ese fin.
No es solamente un tema de dinero, es también un cambio urgente en el discurso. Y es que palabras como las del fiscal dejan marcas incluso más profundas que las de la tinta indeleble de los tatuajes. Ese lenguaje violenta. No lo permitamos más.