Parecía ser un buen padre, abuelo y marido; un hombre común e inofensivo. Sin embargo, hace cuatro años fue visto por los guardias de seguridad de una tienda, grabando bajo las faldas de varias mujeres. Eso llevó a las autoridades a registrar su casa y el contenido de sus computadoras. Lo que encontraron fue escalofriante: Dominique Pélicot llevaba años drogando a su esposa. La dejaba inconsciente para luego ofrecerla a desconocidos para que la violaran ante él.
Hay aspectos de este caso que ha impactado a Francia y al mundo que vale la pena subrayar. Uno de ellos, el que no faltaran hombres dispuestos a acudir al llamado de Pélicot. Estiman que el abuso ocurrió decenas de veces durante más de nueve años y participaron individuos de todas las edades. Había desde un bombero, hasta un periodista. Muchos de ellos eran padres de familia. Ninguno se detuvo ante lo que claramente era una agresion, pues Gisèle Pélicot estaba totalmente inconsciente en la cama mientras ellos la violaban frente a las cámaras.
La mujer acudió con médicos porque tenía dolores y muchas molestias. Ninguno de ellos se percató de los abusos. Jamás pensaron que algo tan terrible estuviera ocurriendo con esta pareja de septuagenarios.
Hoy que el caso es público, Gisèle ha alzado la voz para que esto no les ocurra a otras mujeres. Respaldada por su hija y su familia, busca que su propia historia de horror sirva para evitar más casos similares. Y es que la llamada “sumisión química con fines sexuales” es una práctica cada vez más común.
Hay investigaciones que arrojan que detrás de alrededor del 15 por ciento de las agresiones sexuales, hay la utilización de sustancias para doblegar la voluntad de la víctima. Más del 95 por ciento de las personas abusadas en esa circunstancia son mujeres. El mayor riesgo es para las jóvenes entre 15 y 19 años. La manera más habitual de hacerlo, es arrojando las drogas en las bebidas de los bares y centros nocturnos. Los victimarios no necesariamente son extraños. Se han denunciado cada vez más casos que involucran a amigos y familiares.
México sigue siendo uno de los principales destinos para el turismo sexual, incluido el infantil. Es también un lugar propicio para la trata de personas por los altísimos niveles de impunidad que hay para ese y otros delitos. El uso de drogas para victimizar a cada vez más personas debe frenarse. Busquemos que el horror que ha generado esta historia de voyeurismo patológico sirva para alertar a todos, especialmente a las mujeres más vulnerables.
@PaolaRojas