Hace algunos años tuve la oportunidad de recorrer parte de La Habana con una muy interesante cubana. Su compañía me permitió ver esas calles con otros ojos; los de quien ha padecido ahí carencias e injusticias. Nunca olvidaré la expresión de desagrado en su cara y el comentario que la acompañó cuando nos detuvimos en un restaurante para tomar algo y vio que en la mesa había cacahuates. Los hizo a un lado casi de un manotazo. Me explicó luego que durante meses, lo único que tuvo para comer fue maní. Sobrevivió gracias a eso, pero terminó asqueada. El olor le recordaba esos días de hambre y desolación.

Esa misma mujer le escribió el viernes pasado una carta al presidente López Obrador. Se trata de la escritora Wendy Guerra, quien lo retó a vivir 15 días en Cuba pero como cualquier ciudadano, “alimentándose con los víveres de la libreta de abastecimiento, haciendo colas interminables, sin agua o electricidad, sin oxígeno o medicamentos, sin transporte público ni dólares americanos, sin derecho a huelgas, ni a expresar sus ideas libremente, ni en la calle, ni en su trabajo, ni en sus redes sociales”.

Puso el énfasis en la falta de libertades que hay en Cuba luego de que el presidente de ese país fuera invitado a México para la celebración de las fiestas patrias. Díaz-Canel llegó el jueves y asistió al desfile de la Independencia como invitado especial. Wendy Guerra cuestionó duramente que se le diera ese trato a quien ha atropellado los derechos de los cubanos. “¿Por qué ha seleccionado este modelo para un día tan importante para las mexicanas y los mexicanos? Cuidado presidente, los lazos que unen a nuestros países son demasiado grandes y su gesto es demasiado bajo. Dolor profundo. Vergüenza profunda.” Así remató su carta.

Que Wendy solamente tuviera cacahuates para alimentarse puede atribuirse al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, pero que durante años haya tenido que tragarse sus palabras o difundirlas clandestinamente es sólo responsabilidad del régimen cubano, ese que calla a sus detractores y encarcela a sus opositores.

En un México en el que son cada vez más habituales las descalificaciones a la prensa y los ataques contra periodistas, no puede pasar inadvertido que se reciba con honores a quien, vía la represión, ha sepultado a la libertad de expresión.

@PaolaRojas