La violencia en las carreteras está asfixiando a las empresas que movilizan mercancías en el país. Así lo dijo Miguel Ángel Martínez Millán, presidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar). Este organismo destacó que, según datos oficiales, el año pasado se superaron las terribles cifras de 2022 y se reportaron casi 13 mil robos a este sector.
Les roban sobre todo ropa, hidrocarburos y productos químicos. Lamentablemente muchos de los asaltos son con violencia y les quitan también la vida. Circular por las carreteras de México se ha convertido en una actividad tan peligrosa, que ya no hay suficientes conductores. Estamos muy preocupados porque tristemente están trastocando la vida de nuestros operadores, dijo Luis García López Guerrero, director para asuntos de seguridad de la Canacar. Él mismo estimó que en los robos a transportistas de carga han fallecido entre 50 y 150 operadores de camiones.
Con un déficit de 50 mil choferes, suplican a la autoridad que incremente la presencia de policías en las carreteras para que vuelvan a ser transitables.
El problema es que el despliegue de agentes no es garantía de seguridad. Un buen ejemplo de ello es lo sucedido la semana pasada en Acapulco, donde luego de una semana de suspensión del transporte por amenazas de los criminales, el jueves se reanudó el servicio con el apoyo de cien policías estatales y miles de agentes de la Guardia Nacional. Incluso la gobernadora Evelyn Salgado estuvo presente para supervisarlo. Tristemente, nada de esto pudo evitar que un taxista más fuera asesinado. Un comando lo atacó con un arma de grueso calibre en la llamada ruta Bicentenario. Así de fácil exhibieron a las autoridades y demostraron quién realmente manda ahí.
Para colmo, la fuerza de los criminales podría afianzarse por una vía distinta a la de la violencia. Un informe del Baker Institute for Public Policy, concluyó que no hay una estrategia del gobierno mexicano para enfrentar a los narcotraficantes y que esto podría favorecer su intervención en las elecciones de este año. Un análisis que no sorprende a quienes viven de esta lado de la frontera y que, siendo víctimas constantes de la delincuencia, ya habían llegado empíricamente a esa misma conclusión.
El panorama es incierto y muy peligroso. Cada vez son más los lugares donde gobierna el terror y en los que ser candidato implica incluso arriesgar la vida. Lamentablemente, a meses de las elecciones, en esas regiones ya hay un claro ganador: el miedo.