Es el grito que se escucha en la escuela. El profesor pide así a los niños que se tiren al piso y se cubran. Se oyen también detonaciones de arma de fuego. Sin embargo, ese mismo maestro no se resguarda y se ven otros niños conviviendo tranquilamente en el patio. Se trata de un simulacro en la escuela “24 de febrero” de Guaymas, Sonora, un lugar en el que recientemente ha habido balaceras, coches incendiados, bloqueos y ataques armados.
Los padres de familia reconocieron y agradecieron al maestro Eduardo Alcántar por enseñar a sus hijos a ponerse a salvo durante una balacera. En contraste, la Secretaría de Educación de Sonora lo sancionó. En un comunicado calificó de reprobable el ejercicio al que no llamó simulacro si no dramatización.
El video causó confusión entre algunos padres de familia que no sabían si era una balacera real o no. La madre de un alumno lo grabó y cuando empezó a difundirse se salió de control. Sin embargo, casi todos se manifestaron a favor de que sus hijos aprendan a reaccionar ante un episodio de violencia.
El simulacro difundido en redes no es el primero que se realiza en Sonora. Las autoridades han implementado el llamado “Código Café”, que busca resguardar a los alumnos cuando ocurre una balacera. Hay un Manual de Seguridad de la Secretaría de Educación que reconoce que es imposible anticipar cuándo ocurrirán enfrentamientos con armas de fuego cerca de planteles educativos, por lo que las escuelas en zonas de riesgo deben tener una agenda de prevención para aprender a protegerse.
“Todos abajo, todos abajo, no pasa nada”. Es la voz de la maestra que trata de calmar a los niños mientras se escuchan muy cerca los balazos. “Ahorita va a pasar, nomás tenemos que estar abajo”. Los niños obedecen, se tiran al piso y ahí permanecen inmóviles. No es un simulacro, es el enfrentamiento que ocurrió el jueves pasado a sólo unos metros de la primaria Mariano Silva, en el municipio Empalme, Sonora. Un muerto y dos heridos fue el saldo. La secretaria de Seguridad de Sonora, María Dolores del Río, informó que la comunidad escolar se encontraba bien y explicó que el ataque podría deberse, como casi siempre, a una pugna entre grupos criminales. Lo terrible es que uno de los lesionados trató de resguardarse en el interior de la escuela, lo que puso en mayor riesgo a los alumnos.
Uno de los niños dijo que no se asustó porque pensó que lo que escuchaba eran cohetes. Afortunadamente no salió al patio a disfrutar de lo que creía eran fuegos artificiales. La curiosidad pudo costarle la vida.
Un retrato del México actual: violencia, balazos, heridos, muertos, miedo, impunidad. ¿Quién es el único sancionado? El maestro que intentó darles herramientas a sus alumnos para sobrevivir ante tanta violencia.
@PaolaRojas
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