Fue el viernes pasado en Tuxtla Gutiérrez. Cientos de manifestaciones bloquearon el paso al presidente López Obrador y la conferencia mañanera tuvo que empezar sin él. Eran integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Al día siguiente, volvieron a detener el avance de la camioneta en que se desplazaba el presidente en Chiapas. Le exigieron la reinstalación de una mesa de negociación con el gobierno. Advirtieron que ellos no volverán a las aulas. Dejaron claro que llueva, truene o relampaguee, no reanudarán las clases presenciales.

La CNTE surgió en 1979 precisamente en Chiapas, como protesta por el control que ejercía en el gremio el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Con el paso de los años, la Coordinadora adquirió fuerza en algunos otros estados como Michoacán, Guerrero y sobre todo Oaxaca. En sus manos estuvieron durante décadas las plazas magisteriales. Podían venderlas o hasta heredarlas. Las promociones estaban también bajo su control.

En 2013 se aprobó una reforma que buscaba terminar con ese esquema. En ella se planteaba evaluar a los profesores para otorgarles capacitación si no contaban con el nivel adecuado para estar frente al aula. Contemplaba además que la obtención de las plazas y la asignación de ascensos se diera por méritos educativos. Como era de esperarse las protestas de la CNTE fueron intensas, pero a pesar de la resistencia se procedió a su implementación. Se esperaba que con ello se lograra finalmente mejorar la calidad de la educación en México. Hay que decir que el nivel educativo de los estados en los que la CNTE tiene influencia es el más bajo del país.

Sin embargo, la reforma educativa no llegó muy lejos. En 2019 se aprobó una contrarreforma que eliminó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y volvió a abrir el paso para el control sindical de la educación. Los procesos para asignar plazas y ascensos regresaron al esquema anterior. La Coordinadora se salió con la suya.

Por eso llama la atención que hayan sido precisamente integrantes de la CNTE quienes impidieran al presidente llegar a su conferencia mañanera. Esta administración los ha beneficiado, pero al parecer no les resulta suficiente.

Llama también la atención que durante el bloqueo del viernes el presidente haya dicho que no puede ser rehén de nadie ni someterse a ningún grupo de interés. Mencionó que no cedería al chantaje, pero es tarde para plantearlo. Cedió desde que echó para abajo la reforma educativa y devolvió a la CNTE el control de las plazas magisteriales.

@PaolaRojas

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