Los niños son especialmente vulnerables en esta pandemia. El miedo, el confinamiento y la incertidumbre económica han generado un aumento del maltrato infantil dentro de casa. Las organizaciones que protegen a la infancia lo han mencionado reiteradamente. Una de sus grandes preocupaciones es el impacto que tendrá la suspensión de clases. La Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, advertía desde abril que: “el cierre de escuelas a nivel nacional ha interrumpido la educación de más de 1,570 millones de estudiantes (un 91%) de todo el mundo.
Por la experiencia de anteriores aislamientos, sabemos que los niños (y especialmente las niñas) en edad escolar que no van a la escuela durante largos periodos de tiempo tienen muchas menos probabilidades de regresar cuando se reanudan las clases. El aprendizaje y el potencial de toda una generación de estudiantes podrían verse perjudicados.”
Además de la deserción escolar, está el riesgo de que aumente la desnutrición. Muchos menores solían desayunar o comer en la escuela. En algunas zonas rezagadas, el único alimento nutritivo que recibían en el día era ese. Más de 368 millones de niños en el mundo dependen de programas de alimentación escolar. De ese tamaño es el impacto.
El Banco Mundial en su área de educación ha sugerido promover el aprendizaje a distancia y gestionar la continuidad para evitar las deserciones. Insiste en contar con el financiamiento adecuado para apoyar a los estudiantes de escasos recursos.
Dejar de tener el cobijo de la comunidad escolar puede también afectar la salud mental de los estudiantes. UNICEF teme que los jóvenes que no van a la escuela tengan comportamientos más peligrosos y que aumente la fertilidad adolescente. La vulnerabilidad es aún mayor entre las niñas. Con el confinamiento han aumentado los ataques sexuales y las agresiones en general. Ya de por sí, México estaba sumergido desde antes de la pandemia en una terrible crisis de violencia. ONU Mujeres informó que el año pasado 98 niñas y adolescentes fueron víctimas de feminicidio y 191 de homicidio doloso. Esto quiere decir que una menor de edad fue asesinada en México cada día del 2019.
Hay que evitar que esta crisis sanitaria se convierta en una crisis de los derechos de los niños. Es un asunto prioritario que debe atenderse. Cuando se trata de los menores, no podemos detenernos por intereses políticos, divisiones ni mezquindades.