En un país con un problema de violencia creciente, casi a diario tengo que informar sobre un asesinato, pero este fue diferente. El autor tenía once años y cursaba sexto de primaria. Ocurrió en una escuela de Torreón, Coahuila. Un niño con dos pistolas hirió a seis personas, mató a una maestra y se quitó la vida. Testigos aseguran que antes de hacerlo pronunció la frase “hoy es el día”. Era un menor que, según dice la comunidad escolar, no tenía ningún comportamiento que encendiera las alertas. Difícil saber qué lo motivó a actuar así.
El niño llevaba ese día una playera con el nombre del videojuego Natural Selection. Para ganar en él, hay que exterminar al enemigo; alienígenas se enfrentan a Marines y se aniquilan entre bases militares y naves espaciales. Uno de los atacantes de la matanza de Columbine (1999) portaba también una camiseta de Natural Selection. La referencia es obligada pues aquella masacre no es solamente uno de los tiroteos masivos en Estados Unidos más terribles (dos estudiantes asesinaron a 13 personas y luego se suicidaron); es también uno de los episodios de su historia reciente que más comentarios, polémica y hasta fascinación han generado.
De acuerdo con la doctora en Psicología, Feggy Ostrosky, los videojuegos hostiles reducen la sensibilidad hacia la violencia. “Disparas, hay sangre, te dan puntos por matar y con ello va disminuyendo la empatía”. Luego de analizar varios casos de menores que llevan los ataques del mundo virtual al real, encuentra que hay “un porcentaje pequeño de niños con trastornos psiquiátricos; otro más conformado por aquellos que han crecido en un entorno antisocial o de violencia. Pero también un alto porcentaje de los atacantes son niños de clase media que aparentemente viven en familias bien integradas; son inteligentes y a pesar de ello no se sienten suficientemente aceptados. Además, se hallan muy sensibles a la crítica, con fantasías de venganza y personalidad suicida.”
No se trata de satanizar a la tecnología. Hay un entorno de violencia que va más allá de la pantalla. El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México, Juan Martín Pérez García, es contundente: “La tecnofobia no ayuda. Sería equivalente a decir que todos los que ven narcoseries se van a volver criminales”. Se expresó así luego de que el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, mencionara la posible influencia del videojuego en este caso.
Desde luego es un fenómeno complejo en el que intervienen muchos factores. Disparar en el mundo virtual, no necesariamente implica convertirse en asesino en el mundo real. No es una correlación tan sencilla, pero cualquier elemento que influya para normalizar la violencia debe tomarse en cuenta. La Asociación Americana de Psicología concluyó, luego de revisar varios casos en 2015, que “el uso de videojuegos violentos está relacionado con una mayor agresividad de los jugadores”.
¿Hará algo la millonaria industria de los videojuegos al respecto?
@PaolaRojas