“Es hora de morir'”. Esas fueron las palabras de Salvador Ramos al entrar a la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas. Luego de ese grito, el joven de 18 años empezó a disparar. Mató a 19 niños y dos profesoras. Los testimonios de los sobrevivientes son demoledores. "Cuando disparó, sonó tan fuerte que me lastimó el oído. Cuando vi la bala en el suelo, supe que era real", relató un niño de 9 años. Algunos menores lograron sobrevivir cubriéndose con la sangre de sus compañeros de clase. Fingieron estar muertos para evitar los disparos.

Lo ocurrido trae a la memoria la masacre en la primaria de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut. Hace casi una década murieron ahí 20 niños y 6 adultos.

Las reacciones de entonces son prácticamente las mismas de ahora. Todos deploran lo ocurrido y se dividen en cuanto a lo que debe hacerse para tener una solución. Unos plantean que deben aumentar los controles para comprar armas; otros sugieren que la población debe armarse aún más.

“Lo único que detiene a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma”, dijo el expresidente Donald Trump en la reunión de la Asociación Nacional del Rifle. El encuentro de quienes promueven el armarse aún más ocurrió precisamente en Texas, cuando aún no se llevaban a cabo ni los funerales de los menores asesinados en Uvalde. Esa es la lógica de quienes defienden la libre venta de rifles de asalto: mientras más armada esté la población, mejor podrá defenderse de los agresores.

La realidad no les ha dado la razón. De acuerdo a la Agencia reguladora de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, la producción de armas en la Unión Americana se ha triplicado desde el año 2000. Lo que más ha crecido es la venta de pistolas semiautomáticas tipo Glock para defensa personal. La población está más armada y las masacres solo han aumentado.

Otra de las propuestas del expresidente Trump es convertir a las escuelas en fortalezas y armar a los profesores. Para ello se requieren millones de dólares, así que ha pedido el voto para que los republicanos puedan recuperar el Congreso en las elecciones de noviembre y que ese presupuesto se apruebe. Que fluya el dinero para llenar a los Estados Unidos de profesores empistolados. ¿Y luego? ¿Tendrán que completar la capacitación pedagógica con clases de tiro? ¿Llevarán a clases libros y balas?

El caso es que mientras debaten el convertir o no a los maestros en francotiradores, la industria de las armas se hace más y más poderosa. Según la consultora IBISworld, este sector actualmente vale alrededor de 19,500 millones de dólares. Ha crecido más de veinte por ciento en los últimos diez años. Las ventas en línea han sido una importante fuente de expansión. Lamentablemente es cada vez más fácil comprar rifles de asalto por internet y difundir las matanzas por esa misma vía.

@PaolaRojas

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