Está por llegar el 10 de mayo y no se me ocurre manera más desoladora de recibirlo que el de las madres buscadoras. Esas mujeres que han perdido a sus hijos, que no saben si están vivos o muertos, que los buscan lo mismo en hospitales que en fosas y que sobreviven en medio del duelo y la incertidumbre.
Apenas la semana pasada, Cecilia Patricia Flores, madre de seis hijos, encontró los restos de uno de ellos. Primero le secuestraron a Alejandro en octubre de 2015 en Sinaloa. Le siguieron Marco Antonio y Jesús cuatro años después en Sonora. Cecilia, fundó el Colectivo Madres Buscadoras y emprendió la dolorosa tarea de seguir su rastro. “Terminó la espera”, dijo hace unos días luego de encontrar los restos que podrían ser de su hijo Marco.
Ella vive para contarlo, pero hay madres que terminan siendo víctimas de los criminales que se llevaron a sus hijos. Es el caso de Teresa Magueyal del colectivo Una Promesa Por Cumplir, a quien mataron en mayo de 2023 en Celaya, mismo lugar en el que su hijo desapareció tres años antes. Así como ella, también mataron a María Carmela Vázquez, a María del Rosario Zavala, a Blanca Esmeralda Gallardo y a otras más.
Ellas saben el riesgo que corren al asumir la investigación para tratar de encontrar a sus hijos. Conforme destejen la madeja, se convierten en blanco de ataques de esos grupos delincuenciales. Pero no les importa. He hablado con algunas de ellas. Ante la pregunta de si temen ser asesinadas, responden que están ya muertas en vida.
Muchas veces la notoriedad es su única protección. María Herrera Magdaleno tiene ocho hijos; cuatro de ellos están desaparecidos. Raúl y Jesús desaparecieron en agosto de 2008 en Guerrero. Dos años después, ocurrió lo mismo con Gustavo y Luis Armando. En su esfuerzo por encontrarlos conoció a otras mujeres en su misma circunstancia y creó primero el Colectivo de Familiares en Búsqueda y luego la Red de Enlaces Nacionales. Fue reconocida como una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time este 2023. Cuando acudió en Nueva York a la gala organizada por la revista, llevó puesto un sarape que decía “Mas de 110 mil desaparecidos en México". El mensaje logró captar la atención de muchos. Eso se tradujo en apoyos para ella y para otras en su misma circunstancia. Por eso no podemos dejar de respaldarlas y de mencionar sus casos. La autoridad las ha abandonado. No lo hagamos nosotros también.