El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, estima que son casi 300 mil niñas, niños y adolescentes los que podrían haberse visto seriamente afectados por el paso del huracán Otis en Guerrero. En lo inmediato, lo que urge atender es la mala alimentación, el contagio de enfermedades y la falta de atención médica. En el mediano plazo tocará atender la falta de acceso a educación y la exposición a todo tipo de abusos.
La Secretaría de Educación estatal había planteado que la suspensión de actividades escolares de todos los niveles terminaría el viernes 10 de noviembre. Desde luego, esta no fue una estimación realista. El regreso a las aulas ha tenido que posponerse y no hay un plazo claro para que suceda. Las autoridades educativas locales y federales hicieron un recorrido la semana pasada para tener un censo de las escuelas dañadas e iniciar con la etapa de reconstrucción. Plantearon que la reanudación de las clases se dará en forma progresiva, conforme haya condiciones, y en acuerdo con los maestros y padres de familia.
La directora de Save the Children México, Fátima Andraca, estimó que en Acapulco y Coyuca hay aproximadamente 184 mil estudiantes de nivel básico que no han ido a la escuela desde que los impactó el huracán. Muchos tienen hoy otras prioridades como cuidar a sus familiares o ayudar en la reconstrucción de su casa. No tienen útiles escolares, pero tampoco tienen tiempo para pensar en eso. Los maestros, por su parte, están también hoy enfocados en sobrevivir y en levantarse.
Pero no solamente las escuelas quedaron destruidas. También los refugios y orfanatos. Saskia Niño de Rivera, cofundadora de Reinserta, expuso la situación de los niños víctimas de violencia, trata y explotación sexual. “Tenemos a nuestras infancias en las condiciones más indignas. Los centros, los orfanatorios, están completamente destrozados. Son niños y niñas que deben ser nuestra absoluta prioridad.” Explicó que, ante la devastación, muchos menores víctimas están de vuelta con sus agresores porque no tienen otro lugar a donde ir. Recordó que ya antes del huracán estábamos en deuda con esos menores, porque Acapulco es desde hace años uno de los destinos con mayor turismo sexual infantil del mundo.
Es por ello que la asistencia humanitaria tendrá que ir acompañada de apoyo psicosocial e idealmente de una intervención profunda de las fuerzas federales para erradicar esos delitos que vulneran a las infancias de maneras tan terribles.
Fernando Carrera, Representante de Unicef en México, informó que esta organización ya está trabajando en colaboración con las autoridades para proteger a la niñez y la adolescencia. Buscan hacerlo mediante la generación de “espacios seguros para el juego y la distracción, espacios escolares seguros, y capacitación al personal de primera línea para prevenir el abuso y la explotación.”
La situación de los menores no ha estado en el centro de la conversación aún cuando tendría que ser prioridad para todos. Toca darle la importancia que merece y exigir atención urgente de parte de las autoridades. Por lo pronto, hay la opción de apoyar a las organizaciones que ya están en la tarea de proteger a los niños y niñas de Acapulco. No podemos dejarlos solos, ni expuestos a tan deplorables agresiones.
Aquí dos vías para donar:
https://hipgive.org/es/project/hazelbienxacaporreinserta
https://unicef.org.mx/huracan-otis/
@PaolaRojas