Las cifras vinculadas al coronavirus han estado envueltas en la polémica desde que empezó la pandemia. En las conferencias diarias sobre salud se difunden números que confunden. En las primeras semanas de la crisis sanitaria las discrepancias se concentraban en la cantidad de personas contagiadas. Cuando la Secretaría de Salud reportaba 12 casos en todo el país, en un solo hospital privado de la Ciudad de México había 9. Era difícil creer en la precisión de los datos oficiales con ejemplos así. Ya luego vino la explicación en voz del subsecretario Hugo López-Gatell: las cifras se obtenían basados en el método centinela. Había que multiplicar el número que reportaban cada tarde en la conferencia por un factor que cambiaba cada semana y que oscilaba entre ocho y nueve.

Con el paso de los meses la atención se trasladó a la cantidad de muertos. En ese caso el debate va más allá de los números. Cada uno de los que faltan duele. No podemos reducirlos a una cifra. Sin embargo, la medición es importante porque sin un diagnóstico no se puede planificar un manejo adecuado de la pandemia. Pues no ha habido tampoco claridad sobre la cantidad de fallecidos por Covid. Los datos compartidos por las autoridades han sido desmentidos por ellos mismos. Cuando el Inegi dio a conocer el índice de exceso de mortalidad que hubo en 2020, el número superaba por mucho a lo reportado por la Secretaría de Salud. Tuvieron que salir a aclarar que las cifras que reportaban día a día no incluían a la totalidad de los fallecimientos; que quedaban fuera aquellos que habían muerto sin un diagnóstico claro. Aún con ese subregistro, México es el tercer país con más muertos por Covid en el mundo.

A este panorama de cifras confusas, hay que agregar ahora a quienes se han quedado en una situación de enorme vulnerabilidad: los menores que perdieron a sus padres por el Covid. Resulta que ni el DIF nacional ni los estatales tienen claridad con respecto a cuántos niños son. No hay tampoco planes para atenderlos. Este diario publicó el viernes pasado en su primera plana que 25 estados reconocieron no tener un plan específico para atenderlos. Los otros 7 no respondieron siquiera a la consulta.

Desde noviembre del año pasado las autoridades se comprometieron a generar un registro de los niños y adolescentes que quedaron huérfanos por la pandemia. Hasta hoy ese registro no existe. No está claro si no se ha podido o no se ha querido tener cifras más claras. No sabemos cuántos son, pero sí sabemos que esos menores están desamparados. Urge un plan para protegerlos.

@PaolaRojas