El 17 de marzo en Campeche, personal de aduanas entregó a la Fiscalía General más de mil frascos con lo equivalente a 6 mil dosis de lo que parecía ser la vacuna rusa 'Sputnik V'. Estaban en un avión privado que tenía como destino Honduras. Ahí encontraron dos hieleras con botellas de agua, helados y en el fondo las supuestas vacunas.
Rusia reaccionó pronto. El Fondo Ruso de Inversión Directa informó que se trataba de vacunas falsas. Y aunque eso puede representar una amenaza para la salud de muchos mexicanos, la Cofepris no reaccionó con la misma rapidez.
El martes 23 de marzo, se difundió que trabajadores de una maquila en Campeche fueron vacunados con dosis falsas de la vacuna rusa Sputnik V. Asunto que está relacionado con lo incautado días antes en el aeropuerto del estado.
La maquiladora en cuestión se llama Karim’s y es propiedad del empresario paquistaní Mohamad Yusuff Amdani, el mismo que pretendía trasladar vacunas desde Campeche hasta Honduras para presuntamente vacunar en ese país a su personal. La empresa, que abarca negocios inmobiliarios y textiles en México, Centroamérica y Asia, señaló en un comunicado que estaban conscientes de que el ingreso de las dosis a Honduras debía darse en total cumplimiento de los procedimientos administrativos, aduanales y sanitarios correspondientes. Aclara que no pretendía comercializar las vacunas, si no aplicarlas a sus trabajadores “siguiendo los protocolos de vacunación establecidos por las autoridades sanitarias de Honduras”.El tema es que ningún particular puede adquirir vacunas. Se ha autorizado su uso de emergencia y solamente pueden comprarla los gobiernos. Grupo Karim´s no informa en el comunicado cómo adquirió las dosis.
Lo que está en juego no es menor. Si se confirma que están circulando vacunas falsas en México, debe alertarse a toda la población. Todos los datos vinculados a este caso tienen una gran relevancia. Sin embargo, hay muchos detalles que no se han esclarecido. No se entiende, por ejemplo, cómo es que las personas detenidas luego de la incautación de los frascos “disfrazados” de vacunas en el avión privado están hoy libres. Se fueron fácilmente del hotel en el que los “resguardaban” aun cuando sus testimonios eran clave para la investigación. Pero no es la única información que falta. Hasta el día de hoy los trabajadores de la maquiladora campechana no saben qué es lo que les inyectaron. La Cofepris no ha sido todavía capaz de determinarlo. Sin dictamen sobre el contenido, la Fiscalía General no puede judicializar el caso.
Entre la lentitud y la incapacidad, lo que crece son las dudas. Pareciera que no hay interés en aclarar lo que pasó y que la apuesta es justamente que no se sepa con claridad. ¿Por qué no se le da celeridad? ¿Quién pierde con el esclarecimiento de este caso?