Fue interesante el discurso del canciller Marcelo Ebrard en la Asamblea General de Naciones Unidas. Habló de un México que ha recuperado la confianza en sí mismo y que tiene ahora como prioridad sumarse al sistema multilateral. Condenó el bloqueo a Cuba y planteó que los conflictos se solucionen con diálogo y sin violencia. Aseguró que nuestro país tendrá una importante presencia en el ámbito internacional para combatir las tendencias unilateralistas que han adquirido fuerza en muchos lugares del mundo. Destacó la amenaza que representa el terrorismo, particularmente el generado por el supremacismo blanco. Fue entonces que mencionó el ataque de agosto pasado en El Paso, Texas, en el que un joven estadounidense expresó con balazos su odio en contra de los mexicanos.
Insistió en que el actual gobierno de México ha decidido responder al fenómeno de la migración con el Plan de Desarrollo Integral para Honduras, El Salvador, Guatemala y México, una iniciativa que ha obtenido el respaldo de 35 países y 18 agencias de la ONU. Explicó que con ello buscan atacar las causas; evitar que las personas emigren a través de la generación de oportunidades en sus países de origen.
Pero una cosa son las intenciones de este gobierno, y otras las acciones que ha tenido que tomar en lo inmediato. Y es que el presidente Donald Trump está decidido a frenar la migración hacia los Estados Unidos como sea y encontró la vía para convertir a México en un instrumento para lograrlo. Con la amenaza de imponer aranceles, nos puso contra la pared. Consiguió que un país con una preocupante crisis de inseguridad, destine a 25 mil agentes policiacos para blindar la frontera. Solo ha podido construir pequeños tramos de muro, pero tiene a nuestra Guardia Nacional fungiendo como barrera humana.
HUERFANITO.—
Celebro la visión multilateralista de nuestro canciller. Lamento la postura contraria de nuestro poderoso vecino del norte. La realidad se impone. El que paga, manda.
@PaolaRojas