La semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum trató de dar certidumbre a más de doscientos directivos de empresas nacionales y de Estados Unidos, respecto a las reformas impulsadas por su antecesor. Se dijo dispuesta a caminar junto al sector privado y anunció el compromiso de algunos de los empresarios presentes de invertir al menos 20 mil millones de dólares en diversas operaciones y proyectos.
Las protagonistas fueron la reforma judicial, la energética y el T-MEC. Sheinbaum aseguró que los cambios constitucionales no afectarán las inversiones, al contrario, reafirmó que afianzarán al Estado de Derecho.
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, lo calificó como el “banderazo de salida” para que en julio de 2026 el T-MEC vaya a revisión.
Precisamente en este punto hay preocupación por la presencia en México de inversiones provenientes de China.
A mediados de agosto, Larry Rubin, presidente de American Society of Mexico (ASM), declaró estar intranquilo por la intervención comercial de China en nuestro país. Apuntó que, en la próxima revisión, se discutirían temas como el nearshoring, la elección en EU y, por supuesto, el T-MEC. Seguramente los lazos comerciales y económicos entre México y China saldrán a flote. Rubin resaltó que China se ha convertido en el socio comercial más relevante en América Latina. Y en México su presencia cada día se robustece, por lo que dijo que, el objetivo de EU será buscar consolidar su papel como principal socio comercial en tierra azteca.
La marea china, de por sí ya afincada con fuerza en nuestro país, se ampliará y diversificará aún más en 2025. Por ejemplo, el corporativo asiático Boda International Holding Group Ltd, invertirá el próximo año 850 millones de dólares en Nuevo León para la construcción de casas inteligentes, modulares y sostenibles. Para ello se contará con capital local, chino y americano. Se trata de viviendas que se arman en horas, cuentan con paneles solares, están aclimatadas y tienen tecnología de punta. Las casas chinas no sólo son amables con el medio ambiente, sino también con el bolsillo, ya que alcanzan un precio de 350 mil pesos.
No hay que olvidar que uno de los rubros en los que la presidenta Sheinbaum piensa trabajar, es precisamente en erradicar la falta de vivienda. Si esa intención se alinea con lo que ofertan los chinos, ya podemos imaginar el resultado.
Por más que Estados Unidos trate de frenar al gigante asiático, el mercado se mueve a una velocidad vertiginosa y muchas veces va más allá de los intereses geopolíticos. Si logran ser más baratos y eficientes, desplazarlos estará en chino.
@PaolaRojas