Impulsar el avance científico y tecnológico es una necesidad urgente. Los países más desarrollados han tenido como prioridad en los años recientes convertirse en sociedades digitales y ecológicas porque el planeta lo está exigiendo. El gasto mundial promedio en investigación aumentó 19.2% de 2014 a 2018. De acuerdo al informe de la UNESCO sobre la ciencia 2021, los gobiernos tienen que invertir más en este rubro y hacerlo de forma muy estratégica porque el tiempo se agota. El calentamiento climático y el surgimiento de nuevas enfermedades son retos que requieren de reacciones eficientes y veloces.
En México lamentablemente vamos en sentido contrario. El Consejo Nacional para Ciencia y Tecnología (Conacyt) cuenta con cada vez menos presupuesto. El descenso empezó desde 2016 y con la llegada de esta administración siguió disminuyendo.
Este diario publicó el sábado en su primera plana que buena parte del dinero de los fideicomisos que financiaban proyectos de investigación en ciencia y tecnología, regresó a la Tesorería de la Federación para finalmente destinarse a los proyectos prioritarios del gobierno federal. Así lo reconoció la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, ante legisladores.
La pandemia ha demostrado el valor de las tecnologías digitales en una situación de emergencia. El mundo digital fue crucial para que la economía siguiera su curso y fue la principal vía para conectar con los estudiantes. La pandemia dejó también muy clara la importancia del desarrollo científico. Qué mejor ejemplo que el de las vacunas contra Covid-19: mientras unos países trabajaron velozmente para producirlas, otros tuvieron que formarse en la fila para comprarlas.
La inversión que México destina a innovación es menor al del 0.3 por ciento del PIB, mientras que el resto de los integrantes de la OCDE destinan alrededor del 2.5 por ciento, y están modificando sus presupuestos para asignar más a este rubro. La apuesta por el desarrollo científico y tecnológico ya no solo es clave en términos económicos, actualmente es un tema de sobrevivencia. Llevar la pobreza franciscana al ámbito científico implica dejar a los mexicanos más vulnerables ante enfermedades letales y fenómenos meteorológicos cada vez más devastadores.
@PaolaRojas
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