Se llama Novo Progreso. Es un diario del estado de Pará en Brasil. En él se convocó a generar un día de fuego. La respuesta la dieron agricultores que incendiaron sus tierras para mostrar su apoyo al presidente.
Todo apunta a que lo que está ocurriendo en la selva amazónica es producto de la acción humana. Los incendios aumentan durante la estación seca, pero también son provocados para deforestar y explotar la tierra ilegalmente.
En buena medida se debe a las decisiones de un hombre en particular: Jaír Bolsonaro. Desde que llegó a la presidencia, ha debilitado la política ambiental de su país. No cree en el cambio climático, como si se tratara de una cuestión de fe. En campaña promovía el “aprovechamiento” de las tierras amazónicas para distintas industrias. Olvida que el desarrollo económico es importante, pero respirar lo es aún más. Y es que en esa selva se genera una quinta parte del oxígeno del planeta.
Brasil rompió en junio el acuerdo para frenar la deforestación y cerró la junta del Fondo Amazonas. Pronto llegaron las consecuencias. Alemania suspendió el apoyo de 35 millones de euros para la protección ambiental. Le siguió Noruega, que en diez años aportó 800 millones de euros para preservar la selva. Ante las políticas del nuevo gobierno, detuvo los últimos 30 millones.
Bolsonaro le restó importancia a la millonaria ayuda y, ya de paso, descalificó la información proporcionada por los organismos de su propio país. Cuando el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales reportó un aumento de la deforestación del 40% en el último año, dijo que se trataba de “mentiras al servicio de alguna ONG” y corrió al titular del Instituto, Ricardo Magnus Osorio Galvao. Él tiene otros datos.
Si no se frenan eficazmente los incendios y la deforestación, el problema se vuelve exponencial. El sistema forestal depende de la lluvia que genera. Con menos árboles, hay menos lluvia. Eso eleva el riesgo de que las zonas aún no afectadas, empiecen a autodestruirse por falta de agua. Lo que para Brasil es un tema político, para el resto del mundo es cuestión de sobrevivencia.
HUERFANITO: Esto que ocurre en el país sudamericano es muestra de que una sola persona no puede solucionarlo todo, pero sí puede complicarlo gravemente con su cerrazón y autoritarismo.