Las agresiones contra candidatos no se detienen. Lamentablemente la cifra crece conforme se acerca la elección.
El 25 de mayo pasado fue asesinada en Guanajuato la candidata a la alcaldía de Moroleón por Movimiento Ciudadano, Alma Rosa Barragán . Le dispararon en pleno mitin, por lo que resultaron lesionadas otras dos personas. También secuestraron al candidato del Partido Verde a la alcaldía de Uruapan, Omar Plancarte , en el municipio de Villa Jiménez, Michoacán. Más tarde, atacaron al candidato del PRI a la alcaldía de San Fernando, Tamaulipas, Jesús Arturo Galván García . Ese es el recuento de la violencia en un solo día en contra de aspirantes a presidencias municipales.
Ningún partido se salva. La consultora Etellekt informó que son ya 89 los asesinatos políticos en México en este proceso electoral. Están también las amenazas, los secuestros, los atentados y otras agresiones que claramente buscan intimidar a quienes aspiran a gobernarnos. Lo terrible es que la mayoría de esos ataques están impunes y los candidatos siguen expuestos aun cuando solicitan protección del gobierno.
A Sarahí Figueroa, aspirante a una diputación local por Guanajuato, la atacaron a tiros la noche del 26 de mayo. Catorce horas después de la agresión, denunció que no había aún recibido apoyo de seguridad para poder siquiera presentarse a debatir con sus rivales.
Otro aspirante a una diputación local atacado a balazos fue Hugo Bobadilla . Le dispararon en Yecapixtla, Morelos al terminar un mitin. Por fortuna logró maniobrar en la camioneta que conducía y resultó ileso. En sus redes sociales escribió un mensaje en el que decía que estaba vivo gracias a que Dios lo protegió. Pareciera que la única protección a la que pueden aspirar los candidatos es la divina; que hacer campaña actualmente en México es casi un acto de fe.
El tema llegó hasta la conferencia matutina en Palacio Nacional . El presidente calificó la difusión de la información vinculada a la violencia política de amarillista. Dijo que la nota roja adquiere un papel relevante en los medios porque existe un afán de enrarecer el ambiente.
El entorno no está enrarecido por las notas periodísticas, lo está por los balazos y las amenazas que dejan fuera de la contienda a muchos. La preocupación es que seguramente lo estará aún más cuando lleguen al poder por la vía de las urnas aquellos a los que la delincuencia designó o con los que simplemente pactó. La elección es el 6 de junio, pero el crimen ya votó.