En menos de tres meses, usó en 30 ocasiones las redes sociales para atacar a la prensa. La ofensiva escaló y la crítica se convirtió en amenaza. El presidente brasileño llegó al extremo de advertir a la empresa de medios de comunicación Globo que en 2022 podría tener dificultades para renovar su licencia. Bolsonaro enfureció con este importante grupo, por la revelación de que su nombre aparece en la investigación sobre el asesinato el año pasado de la política de izquierda Marielle Franco. Histriónico y violento, como suele ser, se dejó ver en la residencia oficial del Palacio de Alvorada en Brasilia, con periódicos en la mano gritando que solo publicaban mentiras.
El mandatario que ha mostrado sin pudor su misoginia, racismo y homofobia, siguió luego los pasos de Donald Trump: ordenó la anulación por parte del gobierno federal de las suscripciones al diario Folha de São Paulo, porque no le gusta la información que difunde de su presidencia. Es exactamente lo mismo que hizo el gobierno estadounidense unos días antes, dejar de comprar para sus oficinas el New York Times y el Washington Post. Bolsonaro confirmó lo que ya muchos sabíamos, que es una mala copia de Trump. Ambos detestan la crítica y comparten un discurso de ataque constante a los medios. No soportan ser cuestionados y se rodean de “aplaudidores”.
Desde su primer día como presidente, Donald Trump dijo que los periodistas eran los seres humanos más deshonestos de la tierra. Muy pronto empezó con las advertencias en contra de las empresas de comunicación y llegó al grado de decir que es necesario combatir a los medios porque son los enemigos del pueblo. Este discurso de odio ha tenido ya efectos importantes. La polarización ha aumentado drásticamente y hay más expresiones hostiles en las calles. Hay incluso periodistas que han recibido amenazas de los partidarios de Trump y tienen que viajar con seguridad personal.
Si hay fallas en el gobierno, lo fácil es culpar a otro. Tanto Bolsonaro como Trump, han buscado convertir a los medios de comunicación en el chivo expiatorio. Tampoco tendría que sorprendernos que ataquen a la prensa, pues ambos son profundamente autoritarios.
El relator de la Organización de los Estados Americanos para la Libertad de Prensa, Edison Lanza, ha hablado de la preocupación que generan estos ataques constantes. Esperemos que México no se acerque más a esa realidad. Tenemos retos tan grandes, sobre todo en términos de seguridad, que no nos podemos permitir ese nivel de encono.
HUERFANITO
Clarísimo el tuit del Ministro Presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar:
“Ante tantas expresiones, no sobra recordar que el único órgano facultado para pronunciarse sobre la constitucionalidad de la llamada “Ley Bonilla” es la #SCJN. Determinación que se tomará en su momento, con total independencia y libertad de cada uno de sus integrantes.“
¿Mensaje para Bucareli que llega también hasta Palacio Nacional?
@PaolaRojas