México pierde anualmente a una parte muy importante de su población económicamente activa por la falta de buenas oportunidades laborales. Esos emigrantes se han convertido en cruciales para la economía mexicana por el envío de remesas. Su esfuerzo y productividad son también muy importantes para la generación de riqueza en Estados enorme mayoría realiza los trabajos más arduos y de menores ingresos. Sin embargo, están también los que se van por razones académicas. Mentes brillantes que encuentran el entorno adecuado para desarrollar allá su semana pasada estuve en Boston y hablé con algunos científicos mexicanos muy destacados que han generado aportaciones importantes a la medicina y a la tecnología, han creado empresas y han transformado su vida y la de los demás. Ese ecosistema propicio para la investigación científica y tecnológica es muy redituable para ellos y para el país que los acoge. En apenas unas cuadras de Massachusetts que concentran universidades, start ups, centros de estudio y empresas, se generan ingresos inmensos. Si fuera una nación, se trataría de la decimotercera economía del mundo.Apostar al conocimiento es una vía probada para alcanzar el bienestar. Ahí está el ejemplo de Corea del Sur que desde 1945 optó por ese camino y logró en unas décadas superar el analfabetismo y salir de la pobreza. Ese país destina el 7 por ciento de su PIB a la educación. En los años recientes se ha puesto el objetivo de invertir más de 50 mil millones de dólares en inteligencia artificial y tecnología como parte de una iniciativa llamada “Digital New Deal”, con la que espera crear al menos un millón de empleos para 2025.En México vamos en el sentido contrario. Estamos entre las naciones con menor inversión en investigación. Por cada mil personas empleadas en nuestro país, solo 1.24 son científicos. El promedio en la OCDE es de más de 9, mientras que Corea tiene más de 16 científicos por cada mil apuesta por el conocimiento ha sido históricamente tibia y en esta administración no ha mejorado. Reducir el presupuesto del Conacyt y cambiar las reglas para el otorgamiento de becas solo ha ahuyentado a más de nuestros investigadores destacados.

En la reciente crisis generada por el Covid-19 fueron muy evidentes las desventajas de nuestra situación. México tuvo que destinar millones de pesos para importar vacunas, mientras que la producida por nuestros científicos estuvo lista una vez que se dio por superada la pandemia.

Las cifras son contundentes: por cada dólar invertido en prevención de enfermedades, se ahorran más de cinco en atención hospitalaria. Un cambio en la estrategia aplicada por México no solo aumentaría la productividad, también salvaría muchas vidas. Lamentablemente se trata de modificaciones que requieren una visión de largo plazo. Eso no es compatible con la lógica político-electoral que suele regir las decisiones gubernamentales.

@PaolaRojas

Google News

TEMAS RELACIONADOS