Los conflictos bélicos crean e infligen un gran sufrimiento a la población, pero a menudo, las y los niños son las primeras víctimas ante el caos de los trances armados porque son ellos tan jóvenes para comprender lo que está ocurriendo, o no tienen ninguna forma de defenderse contra el peligro.
Las afectaciones de los niños en las guerras, no sólo tiene que ver con lo que está sucediendo en el medio oriente, que sin duda nos llama a reflexionar de las otras guerras en donde los niños también son víctimas.
Por ejemplo, la pobreza y la ausencia de atención, por ejemplo en países Latinoamericanos la población de las y los niños menores de seis años de al alrededor de la mitad de la población y pese a que hay indicadores en el año 2022 que dan cuenta de una disminución de la pobreza en primera infancia, la realidad es que la brecha entre la población en general y la población en primera infancia se ha incrementado, pasando de 10.64 en el 2018 a 11.83 puntos porcentuales en el 2022, de acuerdo con datos del Banco Mundial.
Dirá usted que son cosas diferentes y distintas, pero no el fondo, corren paralelas, no son distantes unas de otras, en ambos casos se trata de menores que son vulnerables y se convierten en un objetivo fácil, por un lado, de las fuerzas armadas que no tienen reparos en explotar e incidir en su inocencia con la muerte.
Por otro lado, la ausencia de políticas públicas en el cuidado infantil que no está reconocido en su totalidad como un derecho en sí mismo, de acuerdo con especialistas en Práctica Global de Protección Social del Banco Mundial, lo cual incide para que exista un sistema de protección social fragmentado, contributivo en el que participan diversas instituciones, pero no contributivo a pesar de que participan los distintos niveles de gobierno.
Vamos por partes, en los países que pertenecen a la OCDE las naciones latinas son la que presentan menor gasto público para el cuidado infantil, este es menor al 0.1 % del Producto Interno Bruto (PIB), la oferta de centros de atención infantil es limitada, especialmente en los municipios más marginados que, a diferencia, en pobreza entre primera infancia y en la población en general es de 11.84 puntos porcentuales, en tanto que en pobreza extrema el diferencial llega a 4.52 puntos porcentuales.
En contraste, los otros niños de las guerras, como ha sucedido en el trágico conflicto entre Israel y Hamás en la franja de Cisjordania que no es de ahora, sino que es un conflicto entre Palestina e Israel que tiene sus raíces históricas en lo sucedido a finales del siglo XIX en ese territorio, pero en esta última etapa ya se exhibieron en redes sociales fotos de bebés calcinados, bebé decapitado, heridos y abandonados pero la realidad es que hasta el momento no se conozca una cifra exacta.
No obstante, para dimensionar, en los últimos 10 años, el número estimado de niños muertos como resultado de la guerra es de unos 10 millones de menores, de acuerdo con un cálculo de la organización Humanium; menores que por lo regular oscilan en esa primera infancia, una edad fragmentada, olvidada y
desconocida, por su vulnerabilidad que hace de las tragedias y de las naciones la más horrenda de la humanidad.
Son víctimas civiles, niños soldados, niñas y niños, desplazados, huérfanos, heridos o discapacitados, hambrientos, explotados (explotación sexual o trabajos forzados); encarcelados, se trata de, los niños de las guerras que también existen en casi todos los países del mundo por su falta de atención.
Paola Félix Díaz-Activista Social
@larapaola1