A las y los mexicanos: Existen diversas problemáticas en nuestro país que requieren ser visibilizadas, discutidas y atendidas, tanto en el ámbito personal como a nivel social y, por supuesto, desde la esfera pública. Es urgente tomar consciencia sobre lo que está ocurriendo con nuestra salud, la de nuestras hijas e hijos, la de nuestra pareja, la de los amigos y familiares, así como la de toda la sociedad nacional.
Desde hace años, México vive en un estado de emergencia epidemiológica como resultado de los altos índices de sobrepeso, obesidad y diabetes en niñas, niños, adolescentes y adultos. Para dimensionar el tamaño del problema, basta señalar que, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), nuestro país ocupa el primer lugar mundial en sobrepeso y obesidad infantil y el segundo lugar en adultos.
A fin de ilustrar mejor nuestra realidad, cabe señalar que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2016 indicó que 7 de cada 10 adultos padecen sobrepeso u obesidad; las enfermedades crónicas representan 7 de las 10 principales causas de muerte (fundamentalmente diabetes y las cardiovasculares); y 73% de los adultos y 35% de las personas menores de 18 años tienen sobrepeso u obesidad. Asimismo, en 2019 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que la obesidad y las complicaciones asociadas le cuestan a México más de 7 mil 800 millones de dólares cada año.
De acuerdo con el sector salud y varios organismos internacionales, se estima que para 2030 el 40% de los adultos mexicanos tendrá obesidad, principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, y se prevé que ese mismo año un total de 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular.
El sobrepeso y la obesidad se deben a la mala alimentación, por un elevado consumo de productos ultra procesados altos en calorías provenientes de nutrimentos críticos, como azúcares añadidos, grasas y sodio, así como a la falta de actividad física, lo cual es la antesala de otras enfermedades mortales, que representan el mayor problema de salud pública en el país.
Cobra relevancia que por primera vez un Secretario de Salud haya señalado públicamente la necesidad de dejar el consumo de refrescos y otros productos industrializados como papitas, donas y pastelitos. Conforme a las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México 8.7 millones de personas sufren diabetes, y se estima que alrededor de 12 millones padecen la enfermedad y no lo saben porque no han sido diagnosticadas, lo cual, de acuerdo con académicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos coloca en el noveno lugar en casos de diabetes a nivel mundial, y para el 2025, de continuar con esta tendencia, ocuparemos el séptimo.
Ante este escenario, es de gran importancia que las y los legisladores decidieran crear un etiquetado de información nutricional que modificara el “GDA” por uno “frontal de advertencia”, utilizado con éxito en diversos países y avalado por distintos organismos internacionales, con el objeto de que el producto indique con claridad si excede los límites máximos de contenido energético, azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y los demás nutrimentos críticos. La reforma a la Ley General de Salud sobre dicho etiquetado se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre de 2019, y muchas empresas con responsabilidad social asumieron la pertinencia de estas modificaciones, sin embargo, otras hicieron todo lo posible por detenerla, pero esta vez, a diferencia de otros años, afortunadamente no tuvieron éxito. En consecuencia, el pasado 27 de marzo se publicaron las reformas a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010, donde se establecen las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas.
El cambio de etiquetado se hará gradual; en octubre iniciará el proceso de adaptación y, a más tardar, en 2025 el 100% de las empresas deberán cumplir con la normatividad, un lapso razonable a mi juicio.
Con el nuevo etiquetado se evita una política prohibicionista y se privilegia la prevención, apostándole a la decisión libre e informada de las personas para elegir los productos que quieran consumir y su tipo de nutrición, a partir de un etiquetado claro, comprensible y veraz. En otras palabras, el Estado cumple su atribución al hacer valer los derechos de las y los mexicanos, evitando información engañosa, subjetiva o incomprensible que comprometa su salud, acciones que se fortalecen con la incorporación de una nueva materia denominada "Vida Saludable", anunciada por la Secretaría de Educación Pública para este nuevo ciclo escolar.
México necesita empresas responsables que informen sobre la composición real de sus productos conforme a los parámetros establecidos, autoridades que vigilen el cumplimiento de la ley y consumidores conscientes de que la obesidad, el sobrepeso, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son asesinos silenciosos que están al asecho para darle una muerte lenta al pueblo.
Titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX; activista social y exdiputada federal. Twitter: @laraPaola1