A las mexicanas y mexicanos: Uno de las prioridades de la presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, es reformar el Poder Judicial, tanto a nivel federal como en las entidades federativas, tomando como base la Iniciativa que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó el pasado 5 de febrero, la cual tiene tres objetivos fundamentales: 1. Asegurar la autonomía, independencia y especialidad técnica de los órganos jurisdiccionales; 2. Garantizar que las autoridades judiciales sean elegidas mediante el voto popular; y 3. Que la impartición de justicia sea pronta y expedita. Lo cual exige reconfigurar y transformar de fondo a este Poder del Estado.

Mayoritariamente las y los mexicanos demandan desde hace varias décadas hacer de la justicia un verdadero derecho y no un privilegio al servicio del poder económico y del poder político. Para nadie es un secreto la corrupción, impunidad, nepotismo, tráfico de influencias y negligencia al interior del sistema judicial mexicano; el distanciamiento entre la sociedad mexicana y las autoridades jurisdiccionales cada vez es más profundo; y en consecuencia los juzgados y tribunales carecen de credibilidad y legitimidad ciudadana.

Los resultados de las tres encuestas que se realizaron para conocer la postura ciudadana sobre la reforma planteada confirman la urgencia y necesidad de atender la problemática, así como la amplia legitimidad de la que goza la propuesta, basta señalar que: 80.3% de las personas encuestadas consideran necesaria una reforma al Poder Judicial; 40.7% piensa que la mayoría de los integrantes del Poder Judicial son corruptos; 72% estima que todos los integrantes del Poder Judicial deberían ser elegidos por voto popular; y 87% considera que debería existir un órgano Independiente del Poder Judicial que vigile, investigue y sancione a los ministros, magistrados y jueces que incurran en alguna falta o en actos de corrupción.

La reforma al Poder Judicial será analizada en Parlamento Abierto, se escuchará a todas las voces y se privilegiará siempre lo que sea mejor para el pueblo, le ponga un alto a la corrupción y fortalezca al Estado de Derecho. Ninguna autoridad judicial que se distinga por su profesionalismo y honestidad tiene nada que temer y mucho menos que perder, al contrario, éste es el momento de dignificar su función y reconocer su vocación de servicio.

Sí o sí debemos cambiar el paradigma, el pueblo es quien verdaderamente manda y decide. Quienes desdeñan al pueblo se equivocan una y otra vez, porque la democracia, la libertad y la justicia misma no pueden ser concebidas al margen del pueblo y mucho menos dictadas a través de reglas cupulares hechas a modo para beneficio de un solo grupo.

Los intereses de quienes ocupan un cargo público nunca pueden ser distintos a los del pueblo, porque precisamente su función es servirle, procurar su bienestar y garantizar en cada decisión el respeto pleno a cada uno de sus derechos.

Si darles voz a todas y a todos, fomentar su participación y reconocer que la soberanía reside en cada mexicana y mexicano es populismo, entonces estamos ante una reforma populista. Si reconocer que el pueblo tiene la capacidad de decidir quiénes deben integrar los tres Poderes del Estado en sus distintos niveles de gobierno es populismos, inevitablemente estamos ante una reforma populista. Si pretender que las controversias jurídicas se resuelvan con apego a la ley y no a la capacidad económica de una de las partes y que los juicios sean ágiles y no duren una eternidad, entonces estamos ante una reforma populista.

Si la reforma al Poder Judicial que demanda el pueblo es aquella que se someta a su poder soberano y no a los poderes fácticos, entonces es un hecho que para los conservadores habrá una reforma populista.

Activista social

@larapaola1

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