Para todos es conocido que el presidente López Obrador fue un férreo opositor a la reforma energética, incluso, justo en la discusión más álgida en el Senado, sufrió un infarto que lo llevó a cuidar de su salud por varios meses.
Sin embargo, después ya como presidente actuó con una gran responsabilidad en el tema: primero, como hombre de Estado, respetó los 111 contratos asignados en las diferentes rondas petroleras firmados en el sexenio de Peña Nieto, además de las tres subastas eléctricas ya realizadas.
La energía es el tema económico más importante del presidente y para ello fue cuidadoso al seleccionar quién coordinaría tal sector. Sus ojos desde hace tiempo estuvieron centrados en Rocío Nahle, quien es ingeniero químico con especialidad en petroquímica; por primera vez una experta en el tema está al frente de la importante Secretaría de Energía.
Pero no sólo el perfil técnico es lo que llevó al presidente a nombrar a Nahle en Sener, sino también la identificación de lo que diseñó para la política energética que se está implementando en México. En nadie mejor pudo haber confiado sino en ella.
Y es claro que el cambio de la aplicación de la política energética a algunos nos tiene felices y contentos, pero otros están verdaderamente molestos por ver afectados intereses muy particulares.
Conozco muy bien a Rocío Nahle, fue coordinadora del grupo parlamentario de Morena cuando fui legisladora. Es una mujer versátil, con oficio político, honesta, educada y sobre todo conciliadora. Los diputados siempre supimos que ella terminaría en el gabinete por su conocimiento en el sector energético y sobre todo por su capacidad ejecutora.
A un año de gobierno, los números en el sector son diferentes: La CFE recuperó 5 mil 800 megawatts de producción que estaban ociosos. Pemex frenó la declinación de la producción petrolera que venía en caída e inició con una recuperación del orden de 1.7 millones de barriles por día, las seis refinerías se están rehabilitando y en 2020 las importaciones se reducirán considerablemente para el bien del país y la balanza comercial. Y qué decir del megaproyecto de la refinería de Dos Bocas que prácticamente es una realidad donde van a paso veloz en su construcción.
Esa es la realidad en el sector, eso es lo que realmente nos importa a los mexicanos; no las notas banales y misóginas publicadas estos días que por cierto sirvieron para promover el turismo en el sureste vía terrestre.
Y señalo el trato misógino porque es notorio cómo algunos articulistas vierten su sentir de manera despectiva al referirse a Rocío Nahle, pretendiendo bajarla de nivel. Mencioné que la conozco, es una mujer de carácter fuerte con trato suave, con una agudeza intelectual y sobre todo con una gran calidad humana.
Ojalá que las notas del sector de energía fueran de análisis cuantitativos y sobre el balance que nos importa a los mexicanos, no sobre la respuesta que acertadamente le emitió a una persona cuando increpó al presidente al señalarle que “no cabían en el aeropuerto” y la respuesta fue la invitación a utilizar la Terminal de Autobuses. ¿En serio esa es la nota?
El presidente fue muy cuidadoso en nombrar a quienes acompañarían a la secretaria de Energía en la ejecución de la política en este sector y para ello nombró a dos personajes de toda su confianza. En Pemex a Octavio Romero y en la CFE al experimentado político Manuel Bartlett, juntos son una tercia de ases que nadie mata.
Esto es lo que tiene verdaderamente desesperados a varios personajes que un día golpean y otro también, inventando fábulas o imaginándose confrontación entre ellos.
Como mujer estoy orgullosa y me siento representada en que Rocío Nahle esté al frente de la Secretaría de Energía, pero sobre todo es de reconocer los resultados que en este año se han logrado.
Activista social y titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX.
@LaraPaola