A las mexicanas y mexicanos: La Academia Mexicana de Derecho Internacional es una de las más antiguas instituciones de ciencia en nuestro país y del Continente Americano con representación permanente ante la Organización de Naciones Unidas y reconocida por instituciones de principios afines como OPANAL, OEA y diversos Estados.
Sus antecedentes históricos se remontan a las primeras épocas de la lucha independentista de México, cuando el Padre de la Patria, Miguel y Hidalgo, trató de organizar un gobierno que pudiera integrarse al mundo diplomático. Está integrada por prestigiados juristas nacionales y extranjeros, entre los que destacan profesores y académicos, embajadores y jefes de Estado, que se distinguen por sus altos conocimientos y aportaciones a la ciencia del derecho y de la política.
El próximo 8 de agosto la Academia Mexicana de Derecho Internacional, realizará una ceremonia solemne con motivo de la recepción académica de Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila, presentando la Tesis “Reforma al Artículo 30 Constitucional: La Gran Nación Mexicana Transterritorial”.
Un material académico de primera línea, que es cátedra mundial en materia de nacionalidad, constituyendo un parteaguas jurídico, ideológico y político, a fin de adoptar nuevos paradigmas en materia de derechos humanos de las personas migrantes y su descendencia.
Y es que la Tesis de la exministra, exsecretaria de Gobernación y actual Senadora de la República, tiene su mejor antecedente en la trascendental reforma constitucional que presentó en 2018 y que ya ha dado sus mejores frutos. Misma que acompañó el arranque de la Cuarta Transformación y su irrenunciable compromiso con el pueblo, por lo que fue aprobada por el Constituyente Permanente y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de mayo de 2021.
El contexto internacional, la relación con nuestros vecinos del norte, y desde luego, las limitantes del Texto Fundamental exigían establecer con claridad que son mexicanos por nacimiento quienes nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos, de madre mexicana o de padre mexicano.
Lo anterior, ya que la fracción II del artículo 30 constitucional condicionaba el otorgamiento de la nacionalidad para quienes nacían en el extranjero que fueran hijos de padres mexicanos o de padre o madre mexicana, nacidos en el territorio nacional. Afectando la condición de las hijas e hijos de las personas migrantes mexicanas que habían nacido en el extranjero, pues en ocasiones, las autoridades extranjeras les niegan el reconocimiento de la nacionalidad estadounidense y, debido a lo dispuesto en la fracción mencionada, tampoco tenían derecho a la mexicana, a pesar de que sus padres son mexicanos, pero, no nacieron en el territorio nacional.
Dicho de otra manera, la Constitución restringía la transmisión de la nacionalidad mexicana por consanguinidad a la primera generación nacida en el extranjero, limitando a que sus hijas e hijos pudieran acceder a la nacionalidad mexicana, no obstante, su identificación cultural con nuestro país y los fuertes lazos que mantenían con sus familiares residentes en nuestro territorio, conculcándoles todos sus derechos, exponiéndoles a situaciones de discriminación y vulnerabilidad, así como colocándoles en una situación de apatridia.
La reforma propuesta cobra mayor relevancia si consideramos que en Estados Unidos de Norteamérica habitan unos 12 millones de mexicanas y mexicanos, de los cuales se estima que solo cerca de la mitad se encuentran en situación migratoria regular.
No podemos soslayar que la nacionalidad es un derecho fundamental de todas las personas, que integra su identidad cultural al brindar un sentido de pertenencia a una nación y que confiere una serie de derechos. Por lo que al ser la nacionalidad un elemento del derecho humano a la identidad de las personas es obligación del Estado mexicano garantizarlo.
Gracias a la sensibilidad y al talento jurídico de la gran Olga, se perfeccionó el mandato de la Ley Suprema y armonizó con sendos Instrumentos Internacionales, pero, sobre todo, posibilitó que saldáramos una deuda con nuestros connacionales que se han enorgullecido de reconocerse como mexicanos, y con tal carácter han enaltecido el nombre de nuestro país, propagando nuestras tradiciones, gastronomía, historia e identidad, como símbolo de riqueza y multiculturalidad. Además, de contribuir al desarrollo económico México a través de sus remesas.
La Academia Mexicana de Derecho Internacional se vestirá de luces. Es un honor gozar de la amistad de una mujer adelantada a su tiempo y comprometida con su patria, que a través de sus acciones ha contribuido a ennoblecer el Derecho como profesión y acción para el bienestar de las personas.
Activista Social
@larapaola1